Datos sobre tres grandes reformas agrarias en el mundo: China, EEUU y México

por Feb 1, 2021Uncategorized

Reportaje 1

Tenencia y redistribución en la última reforma agraria de Venezuela

Estados Unidos

El 20 de mayo de 1862, en pleno apogeo de la cruenta guerra de Secesión, Lincoln promulga la ley Homestead Act (Ley de asentamientos rurales) que permitía la entrega de tierras a los inmigrantes para colonizar el Oeste.

La ley buscaba el asentamiento de familias campesinas en “pequeñas” parcelas de aproximadamente medio kilómetro cuadrado en oposición al modelo agrícola de los estados del Sur que se basaba en grandes haciendas con esclavos.

Entre 1862 y el año 1934 se concedieron 109.265.124 hectáreas (un territorio más grande que Venezuela) a más de millón y medio de personas, de las que aproximadamente la mitad llegaron a ser propietarios definitivos.

El compromiso de quien recibía la tierra era construir vivienda y sembrar la tierra. De esta forma se colonizó un 10% del territorio de EEUU (y se desplazó y exterminó a los remanentes de los pobladores indígenas originarios).

La ley atrajo a millones de inmigrantes pobres de Europa. Además optaban a la tierra los hijos de inmigrantes asiáticos nacidos en EEUU, los negros liberados e incluso mujeres solas. También ayudó a crear una clase media autosuficiente, y tuvo incidencia en que EEUU se convirtiera en una gran potencia agrícola.

El crecimiento poblacional (¡400% en ese período!) y los excedentes agrícolas coadyuvaron a que EEUU se acercara a Inglaterra como primera potencia global, proceso que termina de finiquitarse después de la Segunda Guerra Mundial.

China

La reforma agraria China es fruto de la Revolución Comunista China (1946-1949), posiblemente la mayor revolución agraria de la historia.

China tenía en ese momento una población de 500 millones de personas y la mayoría (90 %) vivía en el campo. La situación del campesinado chino era de extrema pobreza con relaciones feudales y semifeudales de producción y con una gran concentración de la tenencia de la tierra.

El Ejército Rojo era de base campesina y ya en 1947, en plena guerra, promulga un proyecto de ley de reforma agraria que en su artículo 1 abolía la propiedad privada de la tierra bajo la consigna “la tierra es para quien la trabaja”. Esta política, ejecutada en las zonas bajo control de los comunistas, fue un factor fundamental en la movilización campesina y una de las razones de la victoria sobre las tropas nacionalistas de Chiang Kai-shek.

Establecida la «República Popular China» el 1 de octubre de 1949, el gobierno de Mao instituye una nueva ley agraria el 28 de junio de 1950 cuyo objetivo era redistribuir la tierra entre los pequeños y medianos campesinos.

En tres años se distribuyen 47 millones de hectáreas (más de un tercio de la tierra agrícola) a 300 millones de campesinos. A diferencia de la Unión Soviética, este proceso fue planificado en etapas y tuvo relativa poca resistencia. Se entregó tierra a los campesinos ricos y terratenientes (en igualdad con los demás) y en principio se mantuvieron las propiedades empresariales rurales.

En 1958 el gobierno chino instituye las comunas rurales. Cada comuna tenía unas 4.000 hectáreas de tierra cultivada y unos 9.000 campesinos y la propiedad de la tierra era colectiva. La producción también se colectiviza. Incluso la comida se hacía en comedores populares.

Este proceso si genera gran resistencia, alzamientos, boicot, disminución de la superficie sembrada, etc., y junto a causas climáticas produce una gran hambruna con millones de muertos entre los años 1959 y 1961 (los números difieren según las fuentes). Sin embargo continúa avanzando la colectivización, y para 1964 había 70 mil comunas rurales en China.

El despegue sustancial de la agricultura en China, que le hizo crecer a un 5% anual durante décadas, comienza en la década del 70 con las reformas de Deng Xiaoping.

En 1979 se sustituyó el sistema de comunas agrícolas por el de las concesiones a los campesinos. La propiedad sigue siendo comunal, pero se asigna a cada familia campesina un lote de tierra por 15 años renovables. En el 2002 con la Ley de Contratos Rurales se reguló los derechos sobre la tierra, compensaciones y transmisión de las concesiones.

En el 2018 se amplían las concesiones a 30 años buscando mayor estabilidad en la tenencia, inversiones y mejoras tecnológicas en el agro.

A setenta años de la revolución China la situación del agro ha mejorado abismalmente. Pero continúa existiendo una fuerte correlación entre ruralidad y pobreza.

Del 9% de la población que está por debajo del umbral de pobreza, el 97% es campesina y la población rural china gana en promedio un tercio de renta que el habitante urbano, unos $150 mensuales vs $450.

Sin embargo, hay que considerar que China es el país más poblado del mundo y el tercero en superficie y solo el 13% de su extensión es cultivable.

Tiene el gran reto de alimentar a 1.440 millones de personas, el 21% de la humanidad con el 9% de la tierra cultivable. Y a grandes rasgos lo logra, incluso exporta cereales. Su agricultura está dominada por 183 millones de pequeñas granjas, de apenas 0,6 hectáreas de media. El 40,42% de su población sigue siendo campesina.

Tiene, además, un índice GINI de tenencia de la tierra de 0,49, uno de los más igualitarios del planeta. En los últimos años el gobierno está intentando cambiar el sistema de tenencia buscando aumentar el tamaño de las fincas y mejorar la tecnología para hacerlas más eficientes.

México

La reforma agraria en este país nace al calor de la primera gran revolución del siglo XX: la Revolución Mexicana (1910-1917). Su ejemplo fue base para las reformas agrarias posteriores en Latinoamérica.

México tenía para comienzos del siglo XX una amplia concentración de la tenencia de la tierra. Según el general zapatista Gildardo Magaña, para comienzos de ese siglo la cuarta parte de todo el territorio, 48 millones de hectáreas, estaban en manos de solo 276 propietarios. Las tierras comunes de las comunidades habían sido apropiadas y concentradas.

La devolución de la tierra fue la reivindicación fundamental de esta revolución. Establecida en 1911 en el Plan de Ayala por los zapatistas, es refrendada al triunfar la revolución en el texto Constitucional de 1917.

En esta constitución, que aún sigue vigente, se formaliza la figura del ejido como forma ancestral de tenencia que otorga tierras colectivas a las comunidades, algunas parceladas para cada familia, otras totalmente de uso comunal. Además se regula el tamaño máximo de ha de las propiedades privadas.

El proceso de implementación es lento y complicado. Recién bajo la presidencia del general Lázaro Cárdenas (1934-1940) la reforma agraria tomó impulso. En seis años se adjudicaron cerca de 20 millones de hectáreas, el número de ejidos pasó de 4.000 a 14.600 -más de la mitad ejidos colectivizados-, y el de adjudicatarios de 780.000 a 1.600.000. Además, se amplían significativamente los sistemas de regadío fundamentales en un país muy árido.

La evaluación de la reforma agraria mexicana es compleja y presenta diferentes aristas. A través de un largo proceso afecta a la mitad del territorio mexicano, estableciendo 30 mil ejidos.

Según la FAO, el índice de Gini de tenencia de tierra de México (0,63) está entre los mejores de América Latina y el Caribe, y para muchos este dato es fundamental para explicar la estabilidad política que tuvo el país durante el siglo XX. Sin embargo, hay consenso en que no se logró modificar sustancialmente las condiciones de pobreza del campesino. Además, algunos investigadores toman esta experiencia como ejemplo histórico de la dificultad de desarrollar y consolidar explotaciones bajo el sistema de la propiedad colectiva de la tierra.

Lo que es indudable es que transformó México y que tuvo un gran impacto en el imaginario colectivo.

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Tenencia y redistribución en la última reforma agraria de Venezuela