Gaudy García: «Mi abuela vivía el feminismo en esa época. Era una mujer fuerte, sabía tomar decisiones de manera oportuna»

por Mar 8, 2024Entrevistas

Con esta entrevista a Gaudy García, mujer campesina de Monte Carmelo, fundadora de la cooperativa La Alianza y la asociación MONCAR, impulsora y organizadora del Día de la Semilla Campesina, queremos hacer un reconocimiento a todas las mujeres del campo venezolano.

Las campesinas – conuqueras de nuestro país nos alimentan, sostienen materialmente nuestros cuerpos produciendo alimentos, cuidando los suelos y fuentes de agua, resguardando las semillas que mañana serán alimento. Pero también tienen un rol fundamental en el sostenimiento de los tejidos comunitarios que garantizan la organización social.

A las mujeres las encontramos en primera línea de lucha para traer a sus comunidades escuelas, restablecer los servicios eléctricos y ser guardianas y gestoras del agua. Las mujeres están presentes en las asambleas comunitarias, son lideresas de consejos comunales y comunas, interactúan con el Estado nacional y forman parte de espacios organizativos que buscan acercar los planes sociales a las comunidades.

La historia de Gaudy forma parte de una constelación de politicidades de las mujeres en torno a la reproducción de lo común que se traduce, concretamente, en mayor autonomía y múltiples solidaridades. 

PH9. ¿Dónde naciste Gaudy, cómo está conformado tu núcleo familiar? Cuéntanos, ¿cómo llegaste a impulsar la creación de Moncar?

G.G. Nací en el año 1951 en Monte Carmelo, nacida y criada y aquí voy a hacer morida. Tengo 6 varones y una hembra, Yuraima es mi única hembra.

A trabajar en Moncar empezamos en el año 1994, nosotras empezamos con puro procesamiento, porque la actividad agrícola la teníamos con la cooperativa La Alianza de donde también soy fundadora. En el año 1977 empecé yo en la cooperativa La Alianza. Ahí se producía de todo: tomate, lechuga, perejil, acelga, ajo porro, cebollín, cilantro…Yo era productora, es una cooperativa que todavía existe.

Yo también le metía la mano a la tierra, usaba bastante escardilla, cosechaba, desyerbaba. Con Omar, el que ahorita es mi esposo, trabajamos por igual y ganábamos por igual. Era una propuesta de la cooperativa reconocer el trabajo de nosotras las mujeres.

Eso como principio, valores y derechos humanos que siempre tuvimos presente en la cooperativa: enaltecer el trabajo de las mujeres, valorizar el trabajo de las mujeres, la igualdad y equidad de género. Las mujeres y los hombres ganamos siempre el mismo sueldo.

Yo no voy a decir que trabajamos igual, porque un saco de 60 kilos, echarse un saco de 60 kilos uno no puede, pero lo que es cosechar lo podemos hacer muy bien nosotras las mujeres, desyerbar, sembrar.

Ph9. Mientras trabajabas en la cooperativa, ¿quién cuidaba de los seis hijos?

G.G: ¡Ah mundo! Mi mama pues, un tiempo también que los hermanos mayores cuidaban a los otros, pero estaba mi mamá. Mi mamá nos ayudaba mientras estábamos en el campo.

Y yo también a veces trabajaba más tarde, ese es uno de los valores grandes de la cooperativa, yo podía algunos días llegar a las 11 después que lavaba, hacía el almuerzo, como también había días que me iba tempranito a las 6 de la mañana.

PH9. ¿Antes de que existiera la cooperativa qué hacías?

G.G.: Igualito en agricultura pero era por ahí ganándole el dia a los musiu, ósea los españoles que impusieron aquí la siembra de la papa, trabajando por jornal. En esa época pagaban por el día. Era fuerte de 7 a 4 de la tarde, no era como ahora que se trabaja de 8 a 1…Yo estuve trabajando así hasta que pude trabajar en la cooperativa. También trabajaba lavando y planchando. Mi primer hijo nació en 1971, yo tenía 20 años cuando nació Alexis.

PH9. ¿Y en esa época dónde te atendías la salud, donde parían las mujeres?

G.G.: Tenía uno que bajar pa´ Sanare pa´l hospital. Yo tuve un solo parto complicado, porque el muchacho venía con doble vuelta en el cuello, pero de resto nacieron de un solo tirón en el hospital.

PH9. ¿Y ahora cómo es el acceso a la salud?

G.G. Bueno está el centro de atención aquí para las mujeres, pero igual tienen que pasar  por Sanare porque hay algunas cosas que no hay. Igual tienen que ir a parir a Sanare. Alguna se arriesga y pare en la casa.

PH9. ¿Cómo surgió la idea de crear Moncar?

G.G: Eso fue a la luz de la cooperativa la alianza, y como en esa época se trabajaba mucho el tema de la liberación femenina, de la verdadera liberación, donde la mujer tenía que entender que ella tenía derecho a participar y que tenía mucho que aportar a la sociedad. Y que podía gerenciar también un trabajo, ser coordinadora.

Lo que se nos ocurrió fue trabajar con la salsa de tomate porque en esa época el tomate aquí se perdía mucho, ahorita ya no. Entonces hicimos un curso de elaboración de salsa, y bueno primero la conservación de la pulpa de tomate y después que uno tiene esa pulpa resguardada, porque eso lleva un proceso de esterilización a las tapas, los envases, tiene que tener un proceso de limpieza bien importante. Nosotros guardamos tomate cuando está barato, para tener cuando está caro. Entonces eso lo metemos en envases grandes, de 4 kilos, le vamos poniendo el ají dulce, la cebolla y ajo porro y, luego, vamos envasando en envases de 500 gramos.

Pero eso tiene mucho trabajo, lo que es que uno se acostumbra y se apropia de ese conocimiento de la conservación del tomate y lo hace más llevadero. Somos 6 mujeres en Moncar, todas de Monte Carmelo.

Lo otro es que al mismo tiempo que estábamos trabajando, estábamos estudiando . En eso fue importante la cooperativa porque ella fue la que fundó el bachillerato campesino con un convenio entre el comité de educación de la cooperativa y el Instituto de Educación Popular de Barquisimeto. Eso fue algo innovador porque recibiamos clase aquí y eso era validado por el Instituto en Barquisimeto. Un proyecto de educación andragógico pues.

Eso dio pie a que nosotros lucharamos, nosotros cuando salimos de ahí, amas de casa que nos graduamos de bachiller, nos preguntamos nosotras somos bachilleres y nuestros muchachos qué, porque ir de aquí a Sanare es un problema por los horarios, el transporte. Entonces nosotras empezamos a luchar por la creación en el año 1998 de la tercera etapa, como se le decía, y pudimos conseguir profesores. Empezó ahí la tercera etapa en la casa comunal, en la iglesia, después en casa de la comadre Amada, después en Moncar. Duró ese bachillerato como 10 años. Entonces de ahí con mucha lucha y consecución conseguimos 1ero y 2do año de ciencias.

PH9. De tantas luchas en educación, organización cooperativa y producción de semillas, ¿cómo has sentido a la comunidad, te has sentido cuidada por tu comunidad?

G.G.: Bueno tu sabes que las comunidades que son así , árbol que no da frutos nadie le tira piedra, entonce una de vez en cuando recibe, lo que digo yo, la carga sentimental de la gente, tantos sentimientos encontrados de la gente. Uno manifiesta celos, otro un poco de envidia. Pero a mí eso no me baja la moral, yo sigo trabajando igual, sigo haciendo cosas igual. Después de tanta lucha me tocó ser fundadora del liceo, me tocó ser directora del liceo, formuladora del proyecto de construcción del liceo, y recibir de la mano del presidente Chavez los recursos para la construcción del liceo. 

PH9. ¿Cómo sentías el trabajo de la casa, de la producción y la lucha, como mujer y como madre?

G.G.: Yo siento que cuando estaba joven a mi eso no me afectaba para nada. A veces eran las 10 de la noche y todavía yo estaba lavando, a veces a las 11 y todavía estábamos en reunión. Después llega un momento en el que una eso ya no lo puede hacer. Esta mañana le decía a Omar que a mí la mente me dice una cosa pero el cuerpo me dice otra.

PH9. ¿De dónde crees que venía esa fuerza?

G.G.: Mira nosotros tenemos aquí una tradición cultural muy fuerte de lucha, inculcada por mis abuelos y abuelas que fueron de los que fundaron la comunidad (los García). Ellos eran gente muy activa, eran gente muy creativa, muy entregados. Mi mamá donó el terreno para hacer la iglesia, una tía mía donó el terreno para la escuela, eran personas desprendidas y muy creativas, con iniciativas en beneficio de la comunidad. Yo tenía un tío revolucionario, mi papá también, luchaban por las mejoras en Monte Carmelo, electricidad, agua.

Mi abuela fue fundadora de la primera escuela que hubo en Monte Carmelo. Ella creó la escuela para que estudiaran sus hijos, y después abierto a otras personas, porque en esa época la escuela no era gratuita, había que pagar.

Mi abuela vivía el feminismo en esa época. Ella sembraba maíz , caraota, arveja, trigo incluso. Tenía los terrenos y la gente de la familia trabajaban con ella. Mi abuela era campesina, indigena, una mujer fuerte, corporalmente y de carácter también bien fuerte, osea, sabía tomar decisiones de la manera oportuna. 

Nuestras luchas reivindicativas para la comunidad la hemos llevado los Garcia, una cultura una cosa que se lleva en la sangre.

Y bueno mi trabajo de licenciatura en educación. Eso también es importante. Cuando sacamos bachillerato, hicimos un convenio con la Universidad Simón Rodríguez y con el Centro de Experimentación para el Aprendizaje Permanente. Saque mi licenciatura en educación y eso tiene una metodología muy significativa donde tú tienes que aprender de lo que estás haciendo, lo que nos indico Paulo Freire, haciendo y aprendiendo y aprendiendo haciendo.

Mi licenciatura empezó en 1992 y terminamos en el 2000, porque como es un proceso de autoaprendizaje, vivimos una experiencia muy significativa. Igual los profes como los de bachillerato venían gratuitamente desde Barquisimeto. Ahí trabajamos con las unidades y proyectos de aprendizaje, todo lo que hacías lo tenias que sistematizar y tenias que sacar a qué materia pertenecía cada área. Para mí, uno de los mejores momentos que viví fue el bachillerato y la Universidad, allí me sentí yo como una muchacha jovencita, una cosa bella, el crecimiento personal, espiritual. 

PH9. Ahora cuéntanos, ¿cómo se creó el Día de la Semilla Campesina?

G.G.: Eso nació después de un viaje que hice a Ecuador invitada por una compañera amiga. Ella me financia el viaje para que yo participara en un evento sobre el ALCA y su impacto sobre los campesinos, pequeños y medianos productores.

Yo estuve participando, entendiendo cómo sobre la semilla venía la amenaza de la propiedad intelectual y la modificación genética, es una fuerte amenaza para ese instrumento fundamental para la reproducción de la vida.

Yo conocí un muchacho que me llevó a ver esas experiencias comunitarias allá en Ecuador, experiencia de educación , salud y una experiencia de un banco de semillas. Eso me llamó la atención, y yo me vine con esa idea.

Era un banquito de semilla pequeño, tenían muestras de todas las variedades. Eso a mí como campesina al fin me llamó mucho la atención y socialice eso con la cooperativa La Alianza, con productores, con Moncar, en todos los espacios que pude socializar lo hice. Hasta escribí un artículo en (periódico) El informador. También con el INIA (Instituto Nacional de Investigación Agrícolas), el primero que nos motivó muchísimo, hasta que pudimos armar el encuentro de la semilla campesina, un 29 de octubre.

Se hicieron planillas para saber qué semilla tenías en tu casa, qué estabas cultivando y qué plato gastronómico podrías hacer. Ese trabajo lo hicimos con el INIA y de allí pudimos sacar una información muy valiosa. Tuvimos información muy valiosa. 

Eso lo hicimos en Monte Carmelo, Potrerito, Quebrada Arriba. Después eso se expandió a otros sectores del Municipio. Eso arrojó muy buena información, se hicieron mesas, exposiciones, muestras gastronómicas. 

En esa época el INIA tiene presencia aquí y tenía presupuesto. Daba premio a las mujeres que presentaban los mejores platos, a los hombres que traían la mayor cantidad de semillas, se le daba, claro los premios eran relacionados con el trabajo del campo. Una cuestión bien bonita. Se quedó para siempre la presentación de la semilla y los platos gastronómicos

PH9. ¿Por qué se escogió como fecha el 29 de octubre?

G.G. El 29 de octubre para mi tiene su explicación en la forma como en el campo hemos venido trabajando. En octubre se termina el ciclo de siembra, se está cosechando y comienza otro el ciclo de siembra de travesía. El otro lo llamamos siembra de primavera. Octubre está relacionado con lo que se llama siembra de tempero también. Decidimos ese día y bueno eso quedó para la historia

PH9. ¿Cómo se fue sumando gente que no es del municipio Andres Eloy Blanco? ¿Cómo se convierte en un Día Nacional?

G.G.: Bueno eso se hizo con unas invitaciones a la gente que tiene vinculación con el campo, interés de profundizar, resguardar y proteger nuestra semilla, que tiene esos principios y valores con la semilla, y se fueron acercando. Nosotros hemos tenido la presencia de muchísimos estados: Zulia, Táchira, Caracas, Carabobo, Yaracuy, Portuguesa, hasta de Sucre, Anzoategui. Toda esa gente ha venido.

Me da mucha alegría la participación de las escuelas, eso hay que mantenerlo. Y tenemos que elaborar propuestas formativas para que no se quede lo de la semilla en el Día de la semilla, sino que eso tiene que tener un fundamento ideológico. Tiene que llevarnos más allá, porque ahora con la amenaza de las semillas transgénicas hay que estar muy conscientes de cómo hacer la lucha en defensa de nuestra semilla, sobre todo nuestro maíz que es el más amenazado. Hay un interés muy grande de las trasnacionales con nuestro maíz.

PH9. ¿Cómo crees que se debe hacer, cómo debe ser esa lucha, como debe movilizarse?

G.G.: Bueno la ley de semilla aparece muy claro la figura de los Comité de Resguardo de Semilla, esos comité hay que nombrarlos y ponerlos a trabajar en defensa de mantener, promover, el arraigo cultural y sentido de pertenencia a través de nuestra semilla

Nosotros tenemos un comité, pero a eso hay que darle una figura jurídica. Una figura de coherencia y solidaridad. Qué guiemos el barco en sentido correcto en defensa de nuestra semilla.

PH9.¿Y el Plan Popular de Semilla, qué ha pasado con ese plan que según la Ley debe crearse?

G.G.: Bueno ha llegado en una medida como muy ambigua, no es lo que uno esperaba. Yo le hago un llamado no solo a los campesinos y campesinas sino a todos los venezolanos que pisamos esta tierra porque en la ciudad y en el campo tenemos que tener alimentos de calidad, comida no contaminada.

En Venezuela tenemos la ley y esa ley tiene que ser respetada. Esa ley salió de discusiones de aquí en Monte Carmelo. No fue fácil, hubo pelea, contradicciones…Que la aprobaron en la última instancia de la Asamblea Nacional, pero la aprobaron.

PH9. ¿Cuáles serían para tÍ los retos que existen actualmente con la producción de semillas y alimentos, y la situación de los agricultores campesinos. 

G.G.: Una de las cosas que hay que defender es el conuco. Porque en el conuco convergen semillas, productos: yuca, maíz, caraota, auyama. Entonces, el conuco viene siendo el sostén de la familia, y el conuco es una propuesta de independencia porque hay de todo. Cuando lo sabes trabajar, en el conuco hay de todo. 

Entonces creo que una propuesta sería la reivindicación de los conucos y la expansión, hacer un programa que vaya en función de fortalecimiento de los conucos en el campo

La otra cosa sería el transporte, tenemos muchas dificultades, osea las carreteras no sirven. A veces la gente puede tener mucha comida pero por las carreteras no se pueden sacar. No llega financiamiento oportuno en la época que uno tiene que sembrar, como me van a dar un crédito para que siembre en junio cuando nosotros aquí sembramos en abril. Las entidades financieras tienen que adaptar su manera crediticia a la realidad.

Para nadie es  un secreto que el empresariado tiene sus privilegios y hay que decirlo. Tenemos que seguir en la lucha por la reivindicación de nosotros los campesinos y campesinas. Yo creo que es necesario mantenerse y renovar las propuestas, Si uno se mantiene callado… los organismos encerrados en su oficina en ambiente de puro papel. Los organismos tienen que estar en el campo con los pequeños y medianos agricultores…

La otra cosa enemiga es la burocracia, la cantidad de papeles que te piden para darte un crédito, por qué hay que pedir tantos papeles a la gente. Entonces, en ese sentido estamos muy golpeados.