Fuente: Wambra | Escrito por: Kruskaya Hidalgo Cordero | Foto portada: Rafael Vilela / Mídia Ninja
Fecha original de publicación: 03 de septiembre 2020
“Lo llaman nueva economía y es vieja explotación” decía uno de los carteles pegados afuera de la carpa de Glovo –empresa multinacional de entrega a domicilio– en la ciudad de Quito el viernes 29 de mayo, durante el Segundo Paro Internacional de Repartidorxs convocado en seis países de América Latina: Argentina, México, Guatemala, Perú, Costa Rica y Ecuador. Una acción internacionalista que busca visibilizar las demandas de lxs repartidorxs* y, a su vez, denunciar la extrema precarización laboral a la que se enfrentan.
Estas empresas han instaurado un nuevo modelo de negocio, donde las relaciones laborales vienen mediadas por interacciones digitales a través del uso de Apps, aplicaciones de celular. Se atomiza las relaciones humanas, ya no tienes contacto directo con tus compañerxs de trabajo, no queda claro quién es tu jefx, quién evaluaba tu desempeño laboral, si eres reconocidx como trabajadorx, o cómo puedes organizarte para reclamar por tus derechos laborales. Estas aplicaciones no solo han cambiado las formas de producir bienes y servicios, sino también, desdibujan las relaciones de dependencia y responsabilidad laboral.
En Ecuador, las economías de plataformas llegaron en 2016. Cabify fue la primera, y en 2017 Uber conductores. Mientras las aplicaciones de delivery aparecieron en 2018 con Uber Eats y Glovo, y a fines de 2019 Rappi. Las economías de plataformas se definen como mediadoras entre lxs proveedores del servicio, los establecimientos y lxs clientes. Es decir, estas plataformas digitales triangulan esas relaciones laborales y a su vez, controlan totalmente esas interacciones. Todo esto mientras se desligan de cualquier relación de dependencia con lxs trabajadorxs. Además, detrás de esta aparente “mediación”, están algoritmos que determinan el funcionamiento de la plataforma, controlan los patrones de la oferta y la demanda del servicio, y comercializan los datos de los clientes.
Estos modelos económicos, desde su inicio, generaron una flexibilización laboral y vulneración de derechos fundamentales, como la falta de acceso a la seguridad social. Todo esto oculto tras el discurso de autonomía y emprendimiento. Además, la mayoría de las personas que trabajan en estas aplicaciones son inmigrantes, que también deben enfrentan el racismo y xenofobia cotidianos, lo cual muestra una imbricación de opresiones y desigualdades que atraviesan esta actividad laboral.
Las personas repartidoras de delivery tienen una forma de obtener ingresos que está relacionada a los kilómetros recorridos. Cada kilómetro recorrido está sujeto a una tarifa fijada por la empresa. Sin embargo, desde noviembre de 2019, la situación de lxs repartidorxs comenzó a agravarse cuando se dio una significativa reducción de las tarifas que ganaban por kilómetro recorrido.
Más ganancia para la empresa, mismos sueldo para el trabajador en la pandemia
Con la llegada de la COVID-19 y el aislamiento obligatorio, ciertas actividades se tornaron esenciales, aquellos trabajos que están en la primera línea de contagio arriesgando su vida. Entre ellxs se encuentran lxs repartidorxs. La actividad de delivery se tornó esencial, posibilitando que la gente, que goza de un privilegio de clase, pueda cumplir con el #QuédateEnCasa en la comodidad de su hogar, mientras alguien le trae comida, víveres o medicamentos a la puerta.
Con la pandemia, la empresa Glovo decidió alzar la tarifa a lxs clientes y a lxs establecimientos y restaurantes, pero no hizo lo mismo con los pagos de lxs repartidorxs. Como cuenta, Marcelo*, repartidor de Glovo
– Mientras yo gano ochenta centavos teniendo moto, al cliente le cobran aproximadamente tres dólares. Es decir, al cliente le cobran más y a nosotros nos pagan menos. Glovo está haciendo más dinero desde la pandemia, nosotros no.
Una de las demandas del Paro Internacional, es el incremento del 100% de la tarifa de ganancias, ya que lxs repartidorxs están en la primera línea del contagio, expuestos desde el día uno del aislamiento, poniendo en riesgo su vida y la de sus familias. De hecho, en mayo se reportó la muerte de un repartidor de Uber en la ciudad de Quito por problemas respiratorios; no está confirmado si su muerte fue por COVID-19, pero la familia comenta que tenía todos los síntomas. Algo que sus compañerxs cuentan con tristeza e indignación.
–Al principio de la pandemia Glovo no nos entregaba ningún tipo de insumo de bioseguridad, luego de las movilizaciones nos entregan un kit por semana. ¡Un kit no es suficiente!– dice Yuly Ramírez, repartidora de Glovo.
Este kit que menciona Yuly contiene un frasco de gel antibacterial, una mascarilla y un par de guantes quirúrgicos. Implementos que duran un día, pero que la plataforma les proporciona apenas una vez a la semana. Para protegerse del contagio, lxs repartidorxs tienen que gestionar sus propios insumos, mientras quienes administran las plataformas se quedan cómodos y seguros en casa –en otros países de residencia– esperando sus ganancias.
Por otra parte, lxs repartidorxs denuncian que se han incrementado los robos y pedidos estafa desde la pandemia. Ellxs van a recoger o entregar un pedido, y son asaltadxs. Les quitan la comida, el dinero, el celular, la moto. Esto ha sido reportado reiteradas veces a las empresas, sin embargo, las plataformas no dan respuesta. Yuly insiste
– Es responsabilidad de Glovo, Uber Eats y Rappi mapear las zonas inseguras y no mandarnos a entregar pedidos ahí. Además, cuando reportamos un robo, lo único que nos contestan es: lamentamos mucho que no pudiera entregar el pedido. No nos preguntan cómo estamos, ni nos ofrecen algún seguro o solución.
Con el aislamiento preventivo obligatorio y las regulaciones de tránsito y movilidad en Ecuador, lxs repartidorxs se vieron obligados a sacar salvo conducto. Sin embargo, aun contando con este documento, han enfrentado acoso, amenazas y extorsión por parte de los agentes de tránsito. Lxs repartidorxs denuncian cómo han sido parados en la vía pública sin razón, amenazadxs con multas o retención de sus motocicletas – que son la fuente de su trabajo – por los agentes de tránsito. En varias ocasiones se les ha exigido pagar sobornos para poder circular. Todo esto, mientras el gobierno les declaraba trabajadorxs esenciales e incentivaba a la sociedad a usar estas plataformas digitales para no salir de casa.
Detrás de cada pedido
Transcurre el tiempo y van llegando más repartidorxs a la protesta. Pegan carteles en sus mochilas y motos, cuentan sus demandas y se preparan para salir en caravana. Un recorrido hacia el Ministerio del Trabajo como acto simbólico para demandar al gobierno que se encargué de regularizar las plataformas y reconocerles como trabajadorxs con derechos laborales. Exigen seguridad social, salario, pago de décimos y utilidades, ya que, como nos dice Marcelo:
–Las Apps facturan utilidades cada año que no son repartidas con lxs trabajadores.
Luego la caravana continúa hacia las oficinas de Rappi, porque esta lucha es de lxs repartidorxs de todas las plataformas; ya que todas, dicen, precarizan el trabajo.
Otra de las demandas es la reapertura de las cuentas bloqueadas a lxs repartidorxs. Las aplicaciones bloquean cuentas todos los días, y lxs repartidorxs denuncian que lo hacen como represalia a las personas que reclaman y se organizan. Esto demuestra la falsa autonomía y libertad que alegan estas multinacionales. Otro de los temas que denuncian son los accidentes constantes en las calles. Las plataformas no les afilian al Instituto de Seguridad Social (IESS) y en caso de accidentes, el seguro que estas plataformas ofrecen no son suficientes para cubrir los daños de sus motocicletas o bicicletas, peor aún para gastos médicos.
Esteban* evidencia cómo las economías de plataforma ponen en el centro el capital, más no la vida de lxs trabajadorxs
– Cuando reportas un accidente, lo primero que te pregunta soporte de la empresa es ¿cómo está el pedido?, no les interesa saber cómo estamos nosotros. También somos seres humanos, detrás de cada pedido hay una historia, una vida y merecemos dignidad.
Llegado el medio día, la caravana termina, pero la lucha continua y continuará hasta que lxs trabajadorxs de plataformas sean reconocidos como trabajadorxs bajo la legislación nacional.
La organización trasnacional
La comunalidad de estas protestas de trabajadorxs de plataformas tienen eco en otras partes de la región y el mundo, algo que muestra que las vulneraciones del capital sobre la vida trascienden fronteras.
En diferentes países de América Latina y el Caribe lxs repartidorxs se están organizando y se incrementan los diálogos transnacionales y las acciones conjuntas. Así, el 1 de julio se organizó otro Paro Internacional. En Brasil y Argentina se movilizaron miles de repartidorxs. Las imágenes de las calles de São Paulo desbordadas por la caravana de repartidorxs con el lema #BrequeDosApps dieron vuelta al mundo. Demostrando la potencia de la organización de estxs trabajadorxs. Este 25 de julio, las agrupaciones brasileñas caminan hacia otro Paro, uno a nivel nacional que promete ser más grande que el anterior.
En Ecuador, el 29 de mayo, lxs repartidorxs entregaron cartas al Ministerio de Trabajo y a la Gerencia de Glovo solicitando una mesa de diálogo para analizar las medidas de seguridad laboral en el marco de la pandemia por la COVID-19. La mesa de diálogo se llevó acabo el miércoles 17 de junio, donde lxs repartidorxs expusieron las problemáticas que enfrentan a diario. Aún si la empresa no dio respuesta clara a las demandas de lxs trabajadorxs, este es un primer paso para que las instituciones del Estado actúen para generar un marco jurídico normativo de protección a las personas trabajadoras de delivery y garantizar sus derechos laborales.
Lxs trabajadorxs ya cuentan con asesoría legal y siguen articulando acciones por todos los frentes. Desde inicios de julio de 2020, el Observatorio de Plataformas, Friedrich Ebert Stiftung Ecuador FES – ILDIS y Glovers_Ecuador están impulsado una “Encuesta de Condiciones Laborales para repartidores de App”, para hacer frente al cerco de información de las empresas.
El primero de julio se movilizaron en caravana hacia el Comité de Operaciones de Emergencia (COE-Nacional), responsable de coordinar las medidas de protección durante la pandemia, para protestar contra las restricciones de circulación. Su protesta pacífica logró que el COE y el Municipio de Quito se pronuncien garantizando la movilidad de lxs repartidorxs de Apps sin restricciones.
El miércoles 22 de julio se realizó la Primera Asamblea Nacional de Repartidorxs, un esfuerzo para consolidar propuestas conjuntas entre las cinco ciudades donde se encuentran estas plataformas digitales: Quito, Guayaquil, Cuenca, Santo Domingo y Ambato.
La lucha continúa, y como lxs repartidorxs dicen: “juntos somos más fuertes y tenemos que mantenernos unidos”.
*En este artículo hemos respetado el uso de la x como una apuesta por el lenguaje inclusivo que asume la articulista y que compartimos como medio digital comunitario.
Todos los nombres del artículo son ficticios, para proteger la identidad de lxs trabajadorxs
Enlace al artículo original: https://wambra.ec/nueva-economia-vieja-explotacion-repartidorxs/