En este podcast, María Eugenia Fréitez nos cuenta, a través de la voz de sus padres y hermano, la historia de Guillermo González, un joven y destacado controlador aéreo que este 20 de mayo cumple dos años preso acusado por unos delitos que no cometió.
¿Cómo ocurrió esto? A finales del 2018, su talento lo llevó a ser designado en la torre de control de Maiquetía, donde trabajaba 24 horas corridas y descansaba 72.
En febrero de 2020 Guillermo recibe un mensaje de un antiguo compañero de la Academia Militar, Luis Alfredo Gómez Ávila: “Van a entrar y salir unos aviones y tú no los vas a reportar”.
Por cada avión que no reportara se podía ganar 40.000 dólares y podían ser 2 o 3 aviones a la semana. Se trataba de una irregularidad muy grave, por lo que decidió notificárselo, inmediatamente, a sus superiores.
Los gerentes del servicio de navegación aérea del INAC, ambos militares, uno con rango de general y el otro de coronel, se limitaron a responder: «deja eso así, ya nosotros estamos al tanto y manejamos la situación, nos hacemos cargo«.
Tres meses después, uno de sus superiores entregó bajo engaño a Guillermo a la DGCIM, donde terminó siendo acusado de terrorismo, asociación para delinquir, instigación al odio y revelación de información confidencial.
En este caso, armado cual falso positivo, «empezaron con acusaciones fiscales sin base probatoria (…) luego, jueces y juezas fuera de la formalidad de las audiencias le dicen tanto a los abogados defensores como a los acusados que no encuentran pruebas para continuar el juicio pero tienen órdenes superiores de hacerlo«, indican Ana Barrios y Thaís Rodríguez, activistas del Comité de familiares y amigos por la libertad de los trabajadorxs presxs, pues existen decenas de casos similares.
Guillermo, tras 14 meses preso y 10 audiencias diferidas, fue enviado a juicio sin pruebas y de estar recluido en la DIGCIM pasó a la cárcel de El Rodeo.
Escucha por completo el podcast: «Guillermo González: cuando ser honesto te cuesta la cárcel»: