Reportaje 1
Tenencia y redistribución en la última reforma agraria de Venezuela
Cuando se pregunta por una experiencia positiva de la reforma agraria chavista, la primera mención es siempre la COMUNA EL MAIZAL.
El rescate
Entre los municipios Simón Planas del estado Lara y Araure del estado Portuguesa, se encuentra la Comuna El Maizal, ocupando un territorio de 131.000 hectáreas y conformada por 22 consejos comunales que integran alrededor de 8.000 habitantes.
De esta extensión, 2.200 hectáreas fueron rescatadas por el INTI en febrero de 2009, al ser declaradas tierras ociosas. Estaba bajo la administración de la Agropecuaria El Maizal S.A.
Cuando se realizó el rescate, trabajaban en la finca 20 obreros, y había un pequeño lote de reses disperso dentro del predio.
Rafael Ojeda, comunero El Maizal, nos relata de los años previos al rescate: ”Cuando tenía 8 años veía como atropellaban a mi abuelo, a mi papá, en las zonas del campo y esas zonas campesinas que están dentro de la comuna, esos campesinos fueron explotados, humillados (…) uno se convierte en luchador social cuando ve que en esos pueblos no había nada, no había luz, agua, nada, no había un maestro, un médico, y eso te hace ir luchando, ir aspirando más. Y yo le dije al dueño de las tierras que yo lo conocía, tres años antes le dije a Orlando Alvarado, ponte las pilas porque esas tierras van a ser de nosotros”.
En estas mismas tierras, durante la década del 60, se levantaron grupos guerrilleros denunciando las precarias condiciones de vida del campesinado. Las familias pobres fueron desplazadas hacia las grandes ciudades o a las zonas montañosas, las tierras con mayores dificultades para habitar, sembrar y movilizarse.
El gobierno de Hugo Chávez anunció que las tierras de la finca El Maizal serían entregadas a los campesinos del territorio. Se decretó el estado de ociosidad de la tierra, se inició el procedimiento de rescate y, posteriormente, se hace entrega de la carta agraria a los consejos comunales que ya estaban políticamente organizados como comuna. El 9 de septiembre de 2009, el presidente Chávez junto con el liderazgo campesino, hace el Aló Presidente N° 344 desde las tierras de El Maizal.
Organizarse
Los primeros dos años fueron duros. Ángel Prado, vocero de la comuna, lo explica. “Tuvimos que desarmar todas las viejas formas de hacer política, situaciones perversas producto del individualismo, el ventajismo, la corrupción y el clientelismo; un cambio cultural para diseñar un modelo para el autogobierno y sus bases políticas y organizativas”.
El uso del suelo era compartido con varias empresas del Estado que tenían sus unidades de producción en estas tierras, principalmente la Corporación Venezolana de Alimentos (CVAL) y Leguminosas del ALBA. Ante el desorden y la improductividad de estas empresas, la comuna realiza una toma de sus medios de producción, y se asumen estos espacios de forma autogestionada por los campesinos.
El territorio y el trabajo en común lo organizaron en cinco ejes, de acuerdo a las características productivas de cada zona: Caballito, Palmasola, Pajuizal, Palmarito, El Cerrito y Sabana Alta. Las zonas más montañosas son ejes cafetaleros y las de sabana son fuertes en maíz.
Las tierras que habían sido de la finca El Maizal son solo una pequeña parte del territorio de lo que es ahora la comuna. A medida que se fueron organizando fueron surgiendo nuevas iniciativas productivas, la mayoría en forma de EPSD (Empresas de Producción Social Directa). En la actualidad existen ocho, a saber:
- Distribución de gas comunal: EPSDI «Camilo Cienfuegos».
- Ganadería: EPSD «Argimiro Gabaldón».
- Mecanización y Siembra: EPSD «Ezequiel Zamora».
- Unidad de Producción de Porcinos.
- Unidad de Producción Casas de Cultivo Protegido.
- Unidad de Producción Mixta «El Torrellero».
- Distribuidora de Alimentos «Armando Bonilla».
- Universidad Productiva Comunal.
Crearon una coordinación de unidades de producción donde planifican y articulan el trabajo. Las decisiones más importantes se toman en el parlamento comunal y los recursos se administran desde el banco de la comuna.
Producir y alimentar
La primera siembra comunal fueron 300 hectáreas de caraotas, con recursos financiados por el Estado y gestionados por uno de los consejos comunales.
“Hubo algo que nosotros hicimos aquí para que esto no se nos cayera en el primer año que lo rescatamos. El primer crédito que recibimos fue de caraota, no habíamos manejado tractor y nos montamos a las 12 de la noche (…) a las 2 de la madrugada descargando gandolas de abono y trabajando a esa hora por ahí. Sembramos 300 hectáreas (…) ese fue el año más duro que pudimos tener aquí y nos sirvió de experiencia”, cuenta Nicolás Colmenarez.
En 2010 fueron 200 hectáreas de maíz.
En el 2011 y 2012, 250 hectáreas de maíz, en el 2013 fueron 600, producción que se mantuvo hasta el 2015.
En el 2016 y 2017 fueron 1.100 hectáreas de maíz cultivado en conjunto con 68 pequeños productores. El financiamiento otorgado por el Gobierno fue para 600 hectáreas y el resto fue cultivado con excedentes de la comuna.
En El Maizal se engranan formas distintas de producir: la gestión colectiva de la propiedad agraria entregada por el Estado, y a su vez, la producción de alimentos de familias productoras que viven en el territorio, así conformaron la Red de Productores y Conuqueros.
Para el 2018, la comuna, con los 150 trabajadores de las unidades de producción y los 350 integrantes de la red de productorxs, produjo en total 6.600 toneladas de alimentos: 5.900 toneladas de maíz blanco y amarillo, cosecha de las 1.330 hectáreas sembradas; 84 toneladas de carne de cerdo; 36 toneladas de carne de res; 25 tonealadas de café, 9 toneladas de queso.
Con un rebaño de 850 cabezas de ganado y una producción de 75.300 litros de leche, procesan directamente el queso, al igual que la harina de maíz con molinos artesanales.
Toda su producción se distribuye a 20.000 familias aproximadamente, a través de venta directa en la tienda comunal, en jornadas por zonas de los consejos comunales, por mercados a cielo abierto o ventas planificadas con otras organizaciones fuera del territorio de la comuna, incluso hacia otros estados más lejanos.
El maíz, en particular, se distribuía mayoritariamente a los silos del Estado por no contar con la infraestructura para el procesamiento industrial. Cuando se recibió crédito, se pagaba el crédito con producción y el Estado pagaba en dinero lo correspondiente a los excedentes.
En los últimos dos años la crisis energética, de gasolina, de crédito y de insumos ha complejizado la producción. Además un incendio intencional de grandes proporciones afectó los pastizales e incluso quemó parte de la maquinaria. Sin embargo, con mucho esfuerzo, se han sembrado este 2020 trescientas cincuenta hectáreas de maíz, y todas las unidades de producción siguen trabajando.
Reinvertir excedentes
Con los excedentes de la producción por gestión directa, además de destinarlos a la producción del año siguiente, la comuna también los invierte en necesidades y actividades sociales y culturales.
Han logrado pavimentar cinco comunidades, electrificar siete sectores, construir el acueducto de El Calvario, crear y dotar dos ambulatorios, rehabilitar 5 escuelas rurales, erigir 3 liceos, y en general colaborar con la infraestructura de la comunidad. También han realizado frecuentemente donaciones por casos de salud, tanto en adquisición de medicamentos e implementos, como en colaboración para operaciones.
Horizonte
Aunque el solo hecho de sostener esa experiencia política y productiva en medio de la gigantesca crisis que vive Venezuela es de por sí una tarea titánica, los voceros de la comuna el Maizal plantean objetivos en el corto y mediano plazo.
Se proponen industrializar su producción, avanzar en semillas propias y técnicas agroecológicas, mejorar los procesos productivos existentes y buscar la exportación de alguno de los rubros que les permitan, sobre todo, acceder a divisas para la importación de repuestos y maquinaria, defendiendo el territorio de las iniciativas mineras y de reconcentración de tierras.
Por otro lado denuncian a un sector del gobierno que apoya la creación de una “burguesía revolucionaria” y a quienes conforman mafias de bachaqueo de insumos y gasolina.
Además plantean luchar contra el reformismo, la centralización del poder público y el estancamiento en los procesos de transferencias de medios de producción e infraestructura al poder comunal. Quieren el reconocimiento presupuestario de los territorios comunalizados y que se preserve la gestión autónoma de esos espacios.
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