Eduardo Viloria: «No he ido a ningún rescate donde no esté demostrado el esfuerzo productivo de la gente»

por May 1, 2020Economía y Desigualdad, Entrevistas

Oriundo del estado Trujillo. Documentalista. Militante de la Corriente Revolucionaria Bolívar y Zamora, responsable de la comunicación y de la organización. Inició su experiencia como documentalista con la serie Alegría de la tierra sobre la música del campo trujillano, con la cooperativa La Célula realizó más de 30 documentales entre el 2008 y 2016, y su obra Hay Alguien Allí ha sido premiada en distintos festivales.


PH9. ¿Has acompañado procesos de rescate, ocupación o expropiación de tierras? ¿Cuáles serían para ti los más emblemáticos?

EV. Sí, he acompañado procesos de ocupación, rescate y entregas a campesinos. No muy a fondo en términos territoriales, de construcción organizativa, de organización de la gente para esa lucha. Pero, en la medida en que he sido responsable de comunicar aspectos vinculados a esa lucha, he estado presente y he acompañado comunicacionalmente para documentar, acompañar, tomar fotos, testimonios. En ese tipo de procesos, que van desde asambleas para tomar decisiones respecto de acciones políticas o para tomar decisiones al respecto de planes de siembra, de organización interna de los rescates campesinos, de los consejos campesinos, para discutir y debatir qué acciones tomar cuando se traban jurídicamente las cosas, cuando hay reuniones políticas para decidir qué hacer.

He estado presente en momentos puntuales en los cuales se decide entrar a una tierra y ocuparla, cuando un asentamiento campesino inicia la ocupación de un terreno. He estado en momentos en los que unos campesinos se colocaron al borde de una tierra para resguardar y reclamar como rescatada. He estado presente en los muy tensos y terribles momentos en los que, en un campamento campesino, se espera que llegue un desalojo a irrumpir para sacarlos de allí.

He estado en situaciones de conflicto y enfrentamiento con la guardia y con la policía en rescate de tierra, esto en Barinas, en Lara, Sur del Lago (Mérida, Zulia). He estado presente en el dolorosísimo momento de tener que enterrar un campesino asesinado por sicariato, particularmente, estuve en el velorio y entierro de un chamito de 17 años que mataron en el Sur del Lago porque era hijo de un dirigente campesino.

Si me preguntas por algún proceso emblemático, tendría que pensarlo y analizar bien por qué razones es emblemático, hay muchos, cada uno puede tener esa condición pero por razones diferentes.

Por ejemplo, es emblemático el predio La Magdalena que hoy se llama Juana María. Por una razón, porque ahí fueron detenidos arbitrariamente 32 campesinos a finales de abril de 2019, y se logró hacer un buen escándalo mediático con esa detención arbitraria.

Se logró hacer un muy buen trabajo mediático, al punto que Nicolás Maduro en una alocución en plena campaña electoral para reelegirse, mencionó el caso. Entonces se hizo emblemático. Y se generó un quiebre, porque hasta ese momento venía ocurriendo, en todo ese año y finales del anterior, una escalada muy fuerte con desalojos violentos de la guardia nacional y de las policías regionales dependiendo del caso. Había una compañera que amamantaba a su hija, a su niña, en un sitio que ni siquiera era una celda, una cosa horrible, que se visibilizará de ese modo y que Nicolás lo mencionara significó que se rompiera esa escalada de desalojos.

De ahí en adelante no hubo más, uno que otro y se lograron controlar porque puso orden, logró ponerle freno. Eso trajo luego como consecuencia que hubiese un repunte del sicariato del paramilitarismo. Pero, en todo caso, allí ocurrió ese quiebre y es importante. Por eso el caso de La Magdalena es importante*.

  • Al cierre de esta edición, el 14 de octubre de 2020, se le entregó cartas de tierras a este predio.

También es importante el caso del predio La Escondida en Barinas. Por varias razones: fue donde asesinaron de la peor y más atroz manera a Orlando Reyes Parra, el mismo día que Nicolás Maduro estaba recibiendo a la Marcha Campesina en Caracas, en un acto público televisado. Es emblemático por eso, tanto por la crueldad del asesinato como por la coincidencia con el acto con el Presidente.

Pero, también, es emblemático porque se logró que el Estado entregara esa tierra a los campesinos y, hoy en día, es un predio que tiene un alto nivel de productividad, esa es la referencia que tengo de la última vez que tuve contacto con ellos hace poco menos de un año. Es un proyecto agrario en desarrollo que hoy en día lleva el nombre de Orlando Reyes Parra. Es emblemático también porque se logró procesar, acusar y dictar acto de detención al terrateniente responsable que es Ricardo Mora. No está preso en Venezuela, se suponía que estaba detenido en Colombia, pero no te sabría decir si está detenido porque era un tipo muy poderoso en el sector agrario tanto venezolano como colombiano.

Diría que también es emblemático el rescate del predio Santa María en el Sur del Lago entre Mérida y Zulia, uno le entra por Mérida pero luego está el Zulia, porque pasaron 10 años de lucha, porque estaba protagonizado y dirigido fundamentalmente por mujeres. Hay una compañera dirigente que es una tipa de esas de piedra, se llama Jenny, no recuerdo el apellido.

Todos esos años de lucha implicó que sufrieran todo lo que sufre un campesino cuando están en un proceso de rescate de tierras: desalojos, violencia, persecución, amedrentamiento, retardos procesales, dilaciones administrativas, enfrentamientos cara a cara con la corrupción, intemperie. Muchos años viviendo en el descampado, en campamentos; volver a arrancar el proceso porque se vencieron los plazos porque la burocracia logró su objetivo.

Ese predio es emblemático por eso, y por la constancia de esa gente que se mantuvo ahí todo ese tiempo echandole bola, hasta que el año pasado le entregaron la carta agraria, creo que el Ministro en persona la entregó, y hoy en día arrancaron importantes proceso de siembra. La Alianza Nacional Productiva que es una iniciativa que impulsa la CRBZ consiguió el año pasado semillas e insumos y está acompañando hoy en día la continuidad organizativa y productiva de ese predio.

Otro caso, el predio Las Mercedes, que tiene como 7 años de lucha que está en las profundidades y confines de Barinas, donde no hay nada, hay que pasar un río en una canoa, no llega ni camino, una cosa por allá perdida donde el diablo botó los hijos. Pero, a pesar de eso, debe haber fortísimos intereses en que ese rescate no se logre porque tiene todas las condiciones para ser rescatado pero, a pesar de todo, sigue sin lograrse.

Ahí se han logrado algunos acuerdos incluso para mover a la gente a zonas más apartadas de las fincas pero eso sigue paralizado, sigue detenido, han sufrido violentísimos desalojos, irrupciones nocturnas donde le meten candela a los ranchos, donde le echan gasolina a los pozos de agua que la gente ha abierto para poder abastecerse de agua, les roban los enseres, les quitan los documentos personales, violentan y golpean a algunas personas. Han sufrido eso y siguen hoy en día sin resolverse.

Hay un montón de casos importantes y que habría que ver, por ejemplo, el Asentamiento Campesino Víctor Díaz Ojeda en Zamora- Barinas, que no ha sido tan mediatizado porque no fue tan conflictivo, pero dónde se está construyendo hoy día un modelo organizativo que arranca desde la fundación del mismo espacio, la distribución de parcelas y áreas comunes, la construcción colectiva de la vialidad, áreas de recreación, encuentro y deporte.

Mi experiencia y la información que manejo se deriva del periodismo político, en el marco de la militancia con la CRBZ, entonces me limito mucho a esos casos, además a estas alturas hoy en día soy muy comedido a la hora de defender o reivindicar cualquier rescate de tierras porque también esa experiencia me ha llevado a conocer que hay mucho gato por liebre, como decía el refrán: “en la lucha popular se colean zorros y camaleones”.

Entonces, hay mucho de falso dirigente, de tráfico de gente para traficar con la tierra, hay mucho de cooperación de falso dirigente campesino con la corrupción en el marco de la tierra. Es un tema muy complejo, por lo que hoy en día no hablo de nada que no conozca muy de cerca porque puede uno salir con las tablas en la cabeza.

Independientemente de todas estas complejidades, es cierto que en mi experiencia, todos esos casos en los que he estado, he visto al sector más excluido de nuestra sociedad, hombres y mujeres que lo que aspiran es un pedazo de tierra para vivir y trabajar, para producir alimentos para sí mismos, para su familia y para el comercio en sus comunidades o más allá. Si hay dirigentes tracaleros, falsos, etc., eso es otra cosa, pero allí yo he observado eso.

Te digo que no he ido a ningún rescate donde no esté demostrado el esfuerzo productivo de la gente inmediatamente se apodera de la tierra y eso por una razón muy pragmática: es gente que está en el más extremo lugar de la exclusión, donde sembrar es sobrevivir, es tener comida y criar unas gallinas y poder tener una vaquita si acaso y hacer queso. Eso para mí es notorio, además de que el INTI es muy eficiente cuando se trata de monitorear que las tierras entregadas a los campesinos estén efectivamente productivas, cuando no es así corren el riesgo que le quiten las tierras o le reviertan el rescate.

Por ese temor también, ellos permanentemente hacen el esfuerzo de mantener productivas las tierras que rescatan. Lo cual no quita que, efectivamente, en muchos rescates, muchos campesinos que forman parte de consejos campesinos, de cooperativas campesinas para rescatar tierras no hayan terminado después por vender su pedazo de tierra, por traficar con eso, por revender, por acumular, etc. Pero eso tiene que ver con otra cosa, con vicios de la sociedad nuestra, del capitalismo, de que tampoco el Estado ha tenido un proyecto estructurado, sólido, un plan, una política de qué hacer con la tierra rescatada de esta forma.

PH9. ¿Cuáles son para ti los principales logros en materia de política de tierra durante el chavismo?

EV. Yo no manejo investigación social científica de datos, cifras, estadísticas, etc., es una experiencia periodística, personal, presencial y de manejo de contexto en el sitio. Creo que fueron varios: La reivindicación del campesino como sujeto histórico y como ser humano.

No hay la menor duda de que durante la Revolución Bolivariana se avanzó notablemente, lo cual no quiere decir que no hayan quedado grandes porcentajes por recorrer, pero se avanzó en la mejora de la calidad de vida del campesino en todos los sentidos. Se mejoró y profundizó la vialidad, se mejoró y profundizó el acceso a la electricidad, al agua potable, al agua corriente, a la telefonía, al internet. No olvidemos que la Ley de Tierras plantea el desarrollo integral del campo como objetivo y define la creación del Instituto de Desarrollo Rural (Inder).

Yo vi en el páramo trujillano donde hubo comunidades donde llegó la luz por primera vez, comunidades muy alejadas o de muy difícil acceso por la topografía. Eso ocurrió de forma masiva. El acceso a la educación: el aumento en la calidad y la dignificación de la educación de los niños, adolescentes y jóvenes en el campo. Las escuelas rurales fueron históricamente en Venezuela ranchos, yo recuerdo haber visto la ausencia de edificación para que eso funcionara, un galpón, un corral, y eso dejó de ser así, se construyeron miles de escuelas en todo el país, aumentó en miles a nómina docente y todo eso significó en un aumento de la dignificación del campesino. El aumento del PAE (Programa de Alimentación Escolar) eso tuvo una profundísima penetración en todo el territorio nacional. Fue un avance en materia de DDHH del campesino.

El mejoramiento de las condiciones productivas del campesino. El acceso del campesino a sistemas de riego, vehículos, vialidad, financiamiento, insumos, recursos, buenos precios para su mercancía a pesar de todo esto que sabemos que el campesino está subyugado por el intermediario, que es el que se queda con la mayor parte de la tajada que implica la producción de alimentos. A pesar de esto, el campesino logró tener un intercambio comercial de su producción que le garantiza los siguientes ciclos productivos y una calidad de vida digna.

Eso pasó de forma masiva. Y eso creo que lo nota la realidad actual, el hecho de que hoy la producción agrícola del pequeño campesino que tiene que ver con hortalizas, frutas y vegetales haya sido casi invulnerable a la guerra económica, a excepción de que aumentó de precio con la escalada inflacionaria, pero no hubo acaparamiento, no hubo escasez, ni la ha habido de ninguno de esos rubros.

Eso habla de que se sentaron las bases de una capacidad productiva y de unas condiciones para producir y de una cultura productiva que está ahí presente, lo mismo pasa con la carne, con el pollo, tampoco han escaseado, excepto por razones de acaparamiento para pujar por aumentos de precio, pero siempre se ha mantenido la producción de carne. ¿Qué ha ocurrido? Que con el tema de los precios, la especulación y la guerra económica, durante un tiempo se conseguía menos carne en los anaqueles era porque se la llevaban para Colombia porque se conseguían mejores precios allá, pero no porque se haya dejado de producir.

Eso tiene mucho que ver con unas condiciones económicas generales del país, no con que se haya generado la construcción de un proyecto y de un modelo productivo tal cual como se le ha definido. En condiciones de bonanza económica en la que Venezuela estuvo, esto se dio casi que por inercia, había dinero para financiar, había dinero para producir, los precios eran buenos para los campesinos, el dinero tenía importante poder adquisitivo, entonces uno podía observar una elevación de la calidad de vida del campesino en todo el país.

Ahora sin duda, de todo ese proceso, en ese crecimiento, hay un sector que quedó al margen: el sector más excluido de campesinos que está ubicado en las zonas donde más presencia de latifundios hay que es en Barinas, en Portuguesa, en el Sur del Lago zuliano y merideño, donde hay más campesino sin tierra, esclavizado y más tierra improductiva.

En el Sur del Lago, el comandante Chávez expropió si mal no recuerdo 47 grandes latifundios. De eso, hoy en día, podemos ver como productivo únicamente un alto porcentaje de lo que terminó siendo entregado, de todos esos rescates, a campesinos organizados que terminaron luego en instrumentos agrarios colectivos transformándolos en pequeñas unidades familiares que hoy en día son productivas todas, de ahí viene gran parte del plátano, de la yuca, de la lechosa, del melón, de la patilla, de la guayaba, que se consume en las ciudades de Venezuela.

Pero, otro muy grande porcentaje de tierras fue convertido en empresas estatales, ese modelo es el que radicalmente fracasó. Ahí habría que analizar en qué medida el proyecto y el modelo agrario que Chávez definió en la Ley de Tierras y en su discurso y en su orientación política fue el que se aplicó.

Porque cuando se crearon grandes empresas como La Marisela, Bolívar La Bolivariana en Sur del Lago en las cuales 600, 1.000, 2.000 campesinos pasaron a formar parte de la nómina de esas empresas y se salarizó el trabajo campesino y se estatizó esos grandes predios. Mientras hubo muchos recursos en el país, todas las pérdidas que eso generaba estaban cubiertas con créditos adicionales, con proyectos para refinanciar, con la teta petrolera, cuando eso dejó de ser todo eso se vino a pique y está parado o prácticamente parado.

Han pasado cosas, como que luego esas tierras pasaron a ser parte de cooperativas empresariales y estatales, empresas mixtas, buena parte de esas tierras pasaron a Agrofanb, que las ha ido juntando y acumulando, en torno a esas tierras se están dando muchas luchas de campesinos porque esas tierras ya están rescatadas.

Yo recuerdo en ese momento en el Sur del Lago toda la intervención se encontraron casos casi feudales, de lo que se iba encontrando a medida que se ocupaban las fincas, esclavitud, miseria, predios vinculados al narcotrafico, aeropuertos adentro para el tema de la coca. Bueno, de eso lo que se entregó a campesinos está hoy en día productivo en propiedades pequeñas y familiares, y lo que se entregó al Estado quedó prácticamente improductivo.

PH9. ¿Cuáles consideras que son falencias de la Ley de Tierras o su reglamento? ¿Cuáles son los principales conflictos de su operatividad?

Aquí entra un tema clave en lo que tiene que ver con los fracasos que se le pueden anotar a la Revolución Bolivariana que es la corrupción. Por un lado, del poder ejecutivo, del funcionariado a cargo de ejecutar la política como la corrupción del sistema judicial. Porque probablemente la Ley tenga, como cualquier ley, vacíos, zonas de dudosa interpretación, reglamentos no lo suficientemente desarrollados como para que todo quede determinado, procedimientos que quizás fueron definidos muy engorrosamente o sin considerar algunos factores de la realidad que luego no se actualizaron. Pero, aún con todo eso allí, si hay voluntad política, honestidad, tanto en los funcionarios a cargo como en las autoridades de justicia encargados de dictaminar la justicia, todos esos vacíos, huecos, contradicciones, se superan en lugar de ser exacerbado como ha ocurrido.

Hay dos ejes centrales de la Ley de Tierras. Uno es el de la dignificación del sujeto campesino y, el otro, el de la elevación de la productividad y la conquista de la soberanía alimentaria, en relación con ese segundo objetivo y previendo ese conjunto de factores que entran en la administración pública y de justicia, la ley define que una vez dictaminado y aprobado el ´proceso para iniciar la investigación de rescate sobre una tierra, una vez que se demuestra, el INTI le da una notificación (no recuerdo el nombre), le otorga la posibilidad de ingresar al predio y comenzar a sembrarlo, entretanto se da el proceso final.

Ese documento muchas veces se otorga, la mayoría de veces. Pero, luego, el rescate definitivo no se otorga nunca o pasan años, ahí es donde aparece la corrupción. Ahí se recurre todas las marramucias de la corrupción, por ejemplo, pagarle a peritos del INTI para que cuando vayan a hacer una inspección, aunque haya presencia de campesinos o todos los involucrados, el predio sin producción o sin siembra, o sin ganado, o sin cumplir estándar mínimo, es definido como finca productiva o mejorable.

Entonces el campesino apela a ese informe, dice ¡cómo es posible!, toma las fotos, va a un contacto diferente, se busca una autoridad superior a la que dictó ese dictamen, mandan un enviado especial desde Caracas y verifican que tienen razón los campesinos y que no está productiva la tierra, entonces vuelve a empezar el proceso.

Entonces, esto ya es un proceso que escapa a la Ley y que escapa al reglamento y a todo, en donde opera es la corrupción en una estructura muy grande y muy poderosa que nosotros denominamos “mafias agrarias”, en las que están involucrados no sé hasta qué puntos las máximas autoridades agrarias, ingenieros, peritos, inspectores, funcionarios regionales del INTI, fiscales del Ministerio Público, jueces de tribunales, tribunales agrarios, miembros de las fuerzas armadas y políticas. Incluso el Ministerio de Ambiente, porque a veces el ministerio y los tribunales ambientales emiten sentencias contra campesinos para que los saquen de un predio. Entonces allí es donde están las dificultades operativas de la Ley de Tierras, no propiamente en la ley.

Porque la Ley misma prohíbe las invasiones y las define. Es decir, ¿qué define la Ley como invasión? Cuando un campesino ocupa una tierra, aunque esté improductiva, aunque la tierra esté sin que esté demostrada la cadena titulativa, sin cumplir los procedimientos jurídicos de la ley, que es: notificarlo, solicitar la inspección, colocarla en resguardo, organizar un grupo de campesinos para hacer la denuncia, eso ocurre muy poco.

En general, termina ocurriendo porque la dilación en la que el INTI, en conchupancia y relaciones corruptas con terratenientes, los campesinos se obstinan y dicen vamos a ocupar. Una vez que se meten sin haber cumplido los procedimientos previos, entran en un vacío jurídico y en un embrollo jurídico que casi nunca termina de destrabarse. Son maniobras de corruptelas las que generan esos conflictos que escapan a la Ley y que inclusive de forma negativa están condenadas en la Ley.

Por eso la CRBZ ha insistido en el último año en que no respalda y no apoya las invasiones, porque hay mucha organización por ahí menos cuidadosa, más realenga o que en lo que anda es en traficar y negociar con la tierra, o de negociar, traficar y extorsionar a los terratenientes o a los ganaderos o hacendados, ocupan tierra a lo malo, incluso en tierras productivas o medianamente productivas.

Terminan, más bien, perjudicando la imagen de la lucha por la tierra. Nosotros hemos hecho un esfuerzo por deslindarnos de eso y por ir a pelear tierras que, efectivamente, esté comprobado que están improductivas y cumpliendo con los pasos y requerimiento que la Ley de Tierras obliga.

PH9. ¿Cómo consideras que afectó la ejecución de la Ley de Tierras a la producción de alimentos en el país?

Una de las cosas que hay saber es que todas esas corruptelas generaron una gravísima desviación de la Ley que terminó afectando la producción y que es de donde se agarran las grandes asociaciones de ganaderos y terratenientes de Venezuela para criticar la ley, criticar al gobierno y achacarle la caída actual en la producción de alimentos, y es el tema de la extorsión.

Yo conocí hacendados en Trujillo vinculados a mi familia en ese sector que sufrieron eso: Les llegaba un funcionario del INTI a pedirle plata así de frente: «mira, tú tienes 5.000 hectáreas, la Ley de Tierras dice que usted no puede tener más de tantas hectáreas. Entonces, usted tiene ahí 3.000 hectáreas que están sobrando, démelas, pongalas a mi nombre a través de un testaferro o deme una plata», entonces ahí empieza a operar la extorsión. El hacendado le dice que no. Entonces este corrupto tiene a unos dirigentes campesinos que trabajan con él y que tienen organizada a un poco de gente, con una cooperativas campesinas fantasmas donde no hay suficiente gente, donde hay una gente cambote que convocan, donde hay gente realmente necesitada, gente que realmente está buscando la tierra y bueno le van y le plantan a esa gente enfrente del predio y le dicen “viste, te van a quitar la tierra, yo te puedo ayudar”.

Y ahí comienza una relación en la cual están siendo utilizados los campesinos, donde está siendo extorsionado el terrateniente, y donde muchas veces o el terrateniente termina pagando para no perder la tierra o termina cediéndola y la pierde. ¿Pero, la pierde para qué? No para un proyecto productivo, no para la construcción de un modelo agrario, si no para que otros trafiquen con esa tierra que luego se apropian y que terminan entregándola sin proyecto y sin fines productivos.

En el Sur del Lago hay muchos ejemplos en los cuales casos como ése terminan siendo 600 o 1.000 hectáreas entregadas a 1.000 o 2.000 familias y se van revendiendo, revendiendo, revendiendo, revendiendo, hasta que lo que termina conformando es un barrio, un poco de casas donde lo que tiene cada quien son 300 mts, 400 mts, un barrio rural quiero decir, donde no da sino para una casita y un conuco.

Entonces, ahí hay una distorsión y eso pasó mucho. Yo no estoy en condiciones de asegurar en qué porcentaje eso pasó, no creo que haya sido la mayoría, yo creo que el mayor problema que hubo en la expropiación de tierras está en la estatización de gran parte de la tierra que se entregó y en la ausencia real de la aplicación de un proyecto agrario unitario más pensado desde el pequeño, mediano productor, pequeño campesino que desde la lógica estatista macro. También privó algo de utopismo, todo estos proyectos de los fundos zamoranos, del colectivismo, allí habría mucha tela que cortar sobre ciertos vanguardismos más de razones ideológicas que de conocimiento real de nuestra cultura del campo.

PH9. ¿Cuál es tu opinión sobre las cartas agrarias y las declaraciones de permanencia como instrumentos más entregados a campesinas y campesinos como derecho de propiedad sobre la tierra?

EV. Sobre estos instrumentos hay tela que cortar. Porque muchas veces son unos papeles sin ningún sustento jurídico, son entregados como para apaciguar los ánimos de los campesinos. Como a veces son una carta agraria entregada a un conjunto de consejos campesinos, a un conjunto de tierra en específico, en los cuales por más que se determinan linderos para cada consejo campesino, no termina habiendo la propiedad de cada quien sobre su tierra, lo que antes se llamaba la perla agraria, entonces todos esos instrumentos terminan siendo de muy difícil aceptación, si no, completamente negados por el sistema financiero, incluso el público, Fondas o los bancos del Estado.

Ahí hay un hueco, un vacío importante. Entonces, en función de la seguridad jurídica que se requiere para que pueda desarrollarse la producción agraria, hay que resolverlo. Yo no soy abogado, no sé en qué estaría concretamente el tema.

El predio Santa María en el Sur del Lago, se le entregó a 3 Consejos Campesinos: Campo adentro, Campo primero y Campo en acción. Cada uno tiene 80-90 familias, están registradas en sus actas. Entonces esas familias terminan teniendo derecho a vivir ahí y a sembrar, en la medida en que forman parte de esa acta de ese consejo campesino y en la medida en que ese consejo campesino forma parte de una carta agraria en la cual a un conjunto de consejos campesinos se le entregaron unas hectáreas de tierra con unos linderos definidos.

Es decir, no hay una propiedad directa de la tierra. Obviamente, eso responde con un espíritu de la ley que tiene que ver con que la tierra no es propiedad de nadie, es propiedad del Estado en la medida en que el Estado es el intermediario jurídico para que el pueblo sea a fin de cuentas el propietario de la tierra. Pero si el resto del sistema no se organiza en función de eso, para que el sistema financiero responda al respecto por ejemplo, y otras instituciones del Estado vinculadas a lo agrario, entonces ahí hay un problema que termina siendo un obstáculo que se presta para que el abuso de poder, abuso de autoridad y la corrupción hagan estragos.

Te pongo un ejemplo en el estado Bolívar. Hay 33 predios, fueron tierras entregadas con Chávez vivo, en la gestión de Loyo. Tengo actas de entrega digitalizadas y mapas. Todo eso termina cargado en un sistema del INTI que es una especie de cédula de identidad, de catastro, algo así, donde está el nombre del predio, del propietario y el dibujo de la poligonal del pedazo de tierra que le quedó.

Entonces, luego del rescate masivo de unos predios le fue entregado a 33 propietarios unas parcelas. Años después a toda esa gente le quitaron esas tierras. El INTI revirtió esas cartas agrarias entregadas. Con excusas diversas, en algunos casos había legitimidad en esas excusas, pero le pasaron tabla rasa a todo el mundo por supuesta improductividad, por no estar cumpliendo los estándares productivos.

Te lo pongo como ejemplo para ver cómo es posible que después de entregadas le sea quitada a la gente sin mayor derecho. Eso tiene que ver con cierta debilidad jurídica que está presente en esos instrumentos y que, además, no se corresponden esos instrumentos con lo que es en buena parte de lo que es el espíritu del campesino en relación con la tierra. Nosotros lo hemos experimentado, esa propiedad colectiva termina por no existir realmente.

Tú rescatas un predio de 300 hectáreas y se lo das a 200 familias, eso se reparte en cantidades iguales para cada familia y cada familia termina teniendo una porción de tierra igual a la otra, se trazan unos caminos, se dejan los espacios propios para la vegetación, los drenajes, etc., y ahí terminan asentadas 300 familias con 2 hectáreas cada familia, en las cuales cada familia va a producir lo que quiere.

Nosotros hemos logrado por vía organizativa propia que eso no sea tan así por lo menos esas 2 hectáreas que cada quien tiene, por acuerdo político, por acuerdo organizativo, por acuerdo asambleario dentro de los Consejos Campesinos, se designen por lo menos 500 mts, 1.000 mts de esa tierra para un proyecto agrario común, colectivo, que tributa a los planes de siembra del gobierno, a planes de siembra para distribuir alimentos en las comunidades a precios económicos, o porque serán arrimados a una procesadora. Eso no está contemplado en esos instrumentos, ahí sin duda, hay un hueco.

Porque, por ejemplo, la propiedad que terminó siendo del Estado, que quebraron, por ejemplo, unas tierras para una empresa de caña del estado en Barinas, termina luego muy fácilmente prestadas para la corrupción. Así terminó generándose el asesinato de Reyes Parra en La Escondida que asesinaron el día que la marcha campesina fue recibida por Maduro. Esa tierra de esa empresa cañera del Estado, abandonada, improductiva, este consejo campesino la reclama, la ocupa, el INTI le da su rescate, abre el proceso, los deje entrar, ordena que se pongan a sembrar, pero luego aparece Ricardo Mora con un documento de que la empresa le vendió un pedazo.

¿Cómo ocurrió eso? ¿A quién le pagó esa plata ese tipo? Quién le dio ese documento, que no es legal pero que funcionó y que retrasó el proceso de entrega de la tierras varios años, y que terminó generando la muerte de Reyes Parra. Todo eso por una tierra que pasó a manos del Estado, quebrada, improductiva y que luego es rescatada por unos campesinos con toda esa complicación.

PH9. ¿Nos puedes explicar cómo se ejecutan en la práctica los derechos colectivos de propiedad sobre la tierra?

EV. Al respecto, conozco un caso que pondría como modelo, por lo menos hasta que lo conocí, sobre cómo debería transformarse el modelo agrario en función del rescate de la tierra: el predio El Verdún, en el Sur del Lago en Zulia, cerca de Santa Bárbara.

Allí la cantidad de tierra que se entregó se repartió por vía de acuerdo formal al interior de los consejos campesinos en partes iguales a quienes los integraron y tienen una organización muy sólida, un liderazgo muy sólido. Ahí cada quien tiene un pedazo definido para la siembra colectiva, entonces todos están obligados a tener a juro 500 mts de plátano. Claro, 200 familias que cada una tiene 200 mts de plátanos, son unas cuantas miles de hectáreas que producen sólidamente, regularmente, tantas toneladas de plátanos. Entonces, eso le da la garantía de un comprador, de una mercancía colocada, porque no son 3 racimitos, y es un ingreso económico permanente sólido para todas las familias.

Luego, cada familia tiene unos metros de lechosa, de yuca, tienen sus conucos, unas matas de limón que por su cuenta cultivan, que por su cuenta comercializan, que por su cuenta resuelven. Todo eso está comercializado en la figura de una cooperativa. Entonces allí está esa figura, como figura pero puede ser una asociación de productores, una comuna, un consejo comunal, la forma asociativa, puede ser cualquiera, pero ese modelo es el único que yo he visto funcionando tal cual. Entonces ahí dejó de importar la propiedad individual en términos concretos pero no del todo porque cada quien tiene su pedazo.

PH9. ¿Existen el latifundio hoy en día en los campos venezolanos? ¿Quiénes controlan o son propietarios de estas grandes extensiones de tierras?

EV. Sí existe hoy en día en el campo venezolano. Yo creo que al latifundio se le dio solo un pequeño pellizco. Siguen existiendo las grandes extensiones de tierras en manos de un solo propietario en estado improductivo que es el latifundio propiamente porque puede haber un gran propietario con tierra productiva toda, eso no es latifundio, es acumulación de la tierra pero no latifundio. Eso sigue existiendo a raudales en Venezuela, lo cual deriva en la existencia de mucha gente sin tierra y de que no esté organizada la tierra en Venezuela en función de un macro estructurante y sólido proyecto de desarrollo agrario.

Porque el proyecto agrario que tiene ahorita el gobierno es de volver a un estado decente de productividad a las grandes propiedades que ya existen. No hay un proceso de planificación de la producción en función de un modelo específico que no sea el de transferir tierras al privado y la agroindustria.

Uno de los principales latifundistas es el Estado, toda esa tierra que se rescató que pasó a ser parte de empresas del Estado. Cooperativas mixtas y que hoy en buena medida ha ido acumulando Agrofanb y que hoy, bajo cuerda, sin que lo sepa nadie están pasando a ser figuras de empresas mixtas en las cuales la mitad de esa propiedad están pasando a manos de privados que están invirtiendo ahí. Está todo ese coñazo de tierras en manos del Estado: PDVSA Agrícola, Agrofanb, todas esas empresas que creó el Ministerio de Tierras. Esos son millones de hectáreas. Esa es una forma de latifundio que sigue ejerciendo el Estado.

PH9. ¿Cómo caracterizarías a los nuevos terratenientes?

Hay unos sectores bien claros que controlan estas tierras: La vieja oligarquía terrateniente de siempre, con sus apellidos, con sus históricos, en Lara, Portuguesa, Barinas, Zulia, Mérida, Apure.

Los nuevos son los que al calor de la Revolución Bolivariana -que desde las estructuras de corrupción generadas en torno al INTI y al poder regional y nacional en general- acumularon enormes cantidades de tierras. Hay un sector militar que de modo importante se está haciendo grandes propietarios, no solo Agrofanb, sino a través de terceros y privados esta tierra de Agraofanb ha ido siendo transferida.

Los colombianos. A medida de que los inmuebles venezolanos pasan a valer cada vez menos dinero, en la zonas fronterizas Zulia, Barinas, Táchira, Mérida, han ido comprando tierra pareja. Entonces los colombianos se están transformando en nuevos terratenientes venezolanos.

PH9. ¿Cuál es la realidad de la CRBZ en torno al tema productivo ?

EV. A raíz de la profundización de la crisis económica del 2017 para acá la CRBZ viene definiendo como una de sus prioridades estratégicas el trabajo productivo, tanto en lo político como en lo propiamente económico-financiero. En lo político, en la medida en que se orientan líneas de acción táctica dirigidas a la construcción de fuerza en el sector productivo, en varios niveles y desde una óptica que trasciende la lógica de la organización en la medida en que va más allá del campesino sin tierra y va en busca de otros sectores sociales: los conuqueros, los pequeños, medianos, e incluso grandes propietarios; nunca las élites agrarias.

Con el fin de construir fuerza política en ese sector que dispute a la hora de la distribución que se hace de las políticas agrarias del Estado, de la banca; lo que nosotros llamamos “la lucha por producir”, la lucha por: recursos, maquinaria, combustible, insumos, todo eso paso por construir un instrumento organizativo para eso, en ese sentido, la CRBZ se planteó el impulso de la Alianza Nacional Productiva (ANP), que ha sido un esfuerzo cuesta arriba pero con resultados importantes, por ejemplo: la siembra en el 2019 de más de 10 mil hectáreas de frijol, maíz y arroz, entre conuqueros, conuqueras, pequeños y medianos productores y unas siembras asumidas directamente por la organización en acuerdos y convenios con el Ministerio de Agricultura y Tierras. Hoy en día esos planes continúan, nosotros seguimos formando parte de los planes de siembra, y este año se está sembrando aproximadamente 3 mil hectáreas de maíz entre Sur del Lago, Barinas, Portuguesa y Apure.

Hay una nueva iniciativa orientada al productor con más músculo, al mediano y grande, que es la Asociación Nacional de Productores (ASONAPRO), que articula a productores, productoras que junto con la CRBZ, se está obteniendo insumos, maquinaria, combustible, semilla de maíz. También se están construyendo viveros frutales en municipios del llano como Biruaca, en Portuguesa-Boconoíto y en Táchira en Libertador. Son todos esfuerzos encaminados en el trabajo productivo, y todas las estructuras municipales de la Corriente están sembrando maíz y frijol.

Otro dato importante que da cuenta de los esfuerzos productivos de la organización es el nivel productivo de la Ciudad Comunal Simón Bolívar en Páez-Apure; allí se sacan 14 toneladas de comida todas las semanas, entre plátano, yuca, queso, pescado, frutales, ají.

Nosotros como organización hemos definido que una de las áreas imprescindibles hoy en día, en el marco de la crisis, para defender la paz, la democracia, la soberanía, es producir, y sobre todo producir alimentos, y en ese sentido hay todo un esfuerzo cohesionado y dirigido a desarrollar y fortalecer las capacidades productivas de la organización, de su militancia y estructuras, de la base social con la que se trabaja.

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