¿Y esa ola de conciertos? Conversaciones con Félix Allueva y Piki Figueroa: dos visiones culturales que, a veces, se encuentran (parte II)

por Abr 27, 2022Economía y Desigualdad, Entrevistas

Gloria Monasterios (GM): Profesora de la Escuela de Artes de la Universidad Central de Venezuela, en donde imparte asignaturas relacionadas con sociología del arte, políticas culturales, promoción y animación cultural en Venezuela. Magister y especialista en gestión, proyectos y políticas culturales (UNAM – OEI).  

En esta segunda entrega con Félix Allueva y Piki Figueroa conversamos sobre el papel del Estado y de la empresa privada en la generación de políticas culturales, así como en la inclusión y/o exclusión cultural. También hablamos sobre la sistematización (o no) de las experiencias de trabajo cultural, de la falta de estadísticas en el sector y del resguardo (o no) de la memoria de las movidas musicales en las que han estado. ¿Cómo se documenta lo que se ha hecho? ¿Cómo se resguardan los archivos de las movidas urbanas, cada vez más cotidianas? 

Este último tema siempre me moviliza, porque entiendo que lo que se deje de documentar hoy difícilmente puede trascender como parte de la historia cultural de la Venezuela contemporánea.  

Al finalizar comentaron algunos de los proyectos en los que están trabajando, así como ideas para la construcción de políticas culturales más incluyentes y estratégicas en pro del desarrollo de la industria musical venezolana desde Valle-Coche hasta el Este y sus espacios. Desde el hiphop y el reggaetón, hasta el pop rock.  

Políticas, inclusiones y exclusiones culturales 

Gloria Monasterios: ¿Cómo has visto y cómo has vivido las políticas del sector cultural antes de la revolución, durante la revolución, en los últimos años, vamos a decir, del 2015 para acá? ¿Cómo has visto esas transiciones desde el punto de vista de las políticas culturales?

Piki Figueroa: Aquí han sucedido cosas interesantes, pero creo que hace falta que se vea la visión de “El negocio, socio”, porque lo es. Es una industria del gusto, del disfrute, del entretenimiento y de hegemonía, ¿sabes? De posición. Bueno, Venezuela es así y han sucedido casos interesantes que han pasado por la baranda a nivel de música urbana. Por ejemplo: Canserbero fue un fenómeno. De un barrio de Maracay, el tipo aún es respetado así en la historia del rap en Latinoamérica. Y es un venezolano, ¿sabes? ¿Y tú crees que alguna gestión municipal, estadal o nacional se percató de eso? No. 

Igual así podemos tener otros. Yo creo que aquí más o menos ha sido el mismo comportamiento. Antes y durante, donde ha sido muy tímida la participación tanto de la empresa privada como de las políticas del gobierno.

Gloria Monasterios: ¿Será que existe polarización en el sector cultural también… polarización política?

Piki Figueroa: Sí. Aunque en este momento se está dando una “taima” (pausa, tiempo fuera). Es como tomar un momento, si no, no vamos a poder hacer nada. Ya pasamos el blackout, ya nos arrechamos, ya dijimos viva el uno, viva el otro, pero, ¡coño!, vamos a ver qué hacemos. Hagamos algo. Empecemos a hacer lo nuestro, pues. Muchos dicen, bueno, el tema político va para otro lado. Entonces, hay una pausa.  No hubo una reunión en un sitio de nadie, pero es lo que se siente en el ambiente.

Estamos en esto y no pasó nada, ¿sabes? No hay evento, no hay película, no hay movida, no hay nada. Y también, o sea, cada uno en algún momento decidió hablar del tema. Entonces era lo que tú decías, lo que tú cantabas, lo que tú bailabas, lo que actuabas. Un bando y el otro bando, ¿no?

Igualito sería inteligente contarlo, pero no desde la confrontación, sino el relato. Creo que ahorita podría haber espacio para eso, porque fue una historia que uno vivió desde adentro. O sea, fue súper intenso porque pasaron cosas muy interesantes, tanto culturales como de las organizaciones en lo que a la revolución se refiere. 

Por ejemplo, Tiuna es un espacio que se construyó con el apoyo del Estado, pero siempre se ha autogestionado. Su estructura, su política interna, su vida. Entonces, si me salgo, lo veo distinto a otros  centros culturales de Suramérica. Es autónomo, pues. Es autónomo en su actuar y autónomo en su manera de sostenerse. Hay festivales también, hay comunas, como que hay procesos organizativos en Venezuela que son interesantes frente a otros procesos en otros países donde tienen financiamientos de todo tipo, ¿sabes? Pero digo, si eso hubiera sido aquí no existen, o sea, si nosotros estuviéramos en otro lado, quién sabe qué hubiera sucedido. Es interesante porque cuando nosotros nos reunimos con nuestros iguales en otros países, nuestros iguales son instituciones. O sea, que nosotros hemos logrado ser institución, generar otra institucionalidad respetada. Nuestros pares en otros países son estructuras súper formales, mientras nosotros somos híbridos, organizaciones en conformación, en revolución: cambias, transformas, somos mucho más maleables, mucho más elásticos. En constante transformación, adaptación y descargamos software nuevo mensualmente. Estamos en actualización constante.

Gloria Monasterios.: Estuve leyendo el nuevo libro de Félix Allueva, el que sacó con Provea: El acecho de una silenciosa exclusión. Me llamó la atención varias cosas: una de ellas, es que él afirma que hubo (o hay) una exclusión cultural. ¿Existe esa exclusión, existe democracia cultural en Venezuela? ¿Cómo lo ves?

Piki Figueroa: Yo creo que siempre ha habido gente que incluye y que excluye. Por ejemplo, en los 80 la movida musical en el sótano de La Florida. Yo ahí podía decir que había exclusión.  Ajá, ¿dónde está el barrio? Solo había  italianos: Yordano Di Marzo, Franco de Vita, ¿de quién era hijo Ilan [Chester]?, ¿de dónde salió Frank Quintero?,¿sabes? Eran un trío, una élite ahí. Se coló Colina. Y con todo y eso terminó preso porque era malandro. Siempre las movidas están alrededor del Rey, ¿no? Entonces se generan los financiamientos, y las posibilidades y el conocimiento. En ese momento, grabar era muy difícil y ellos lo lograban, pero ¿por qué? Porque tenían una red de posibilidades, de conocidos, de técnicos. Para el resto era muy difícil en ese momento. 

Cuando la revolución estaba en su pleno apogeo como que las herramientas empezaron a estar para la gente que estaba con la revolución. Pero igual yo digo, de lado y lado, porque bueno, supón tú que hablamos del lado de los empresarios. ¿Qué pasó ahí? ¿Por qué entonces los dueños de las empresas más fuertes no generaron estructuras como lo hacen en otros lados? ¿Qué les pasa a los empresarios venezolanos que no actúan como los colombianos? Como las marcas colombianas. Yo creo que es un tema cultural. En Colombia, que los tenemos al lado, en cada estado hay un festival de impacto regional, de impacto continental, donde gente de Panamá, de México, de Venezuela y de otras partes llaman gente y hacen festivales internacionales. La industria del café invierte en sus talentos afros que están cerca del café y así hacen un festival y ponen a todos esos negros, no joda, y después los negritos y la negritas se van a tocar para Europa. Yo lo veo más como un tema cultural, de la gente, tanto del Estado como del empresariado. 

Igual en este momento hay un cambio, hay una apertura. Esto lo están conversando, lo están viendo, o sea, cómo diferenciarse en la región. He visto por ahí algunos talentos reunirse con las aplicaciones de delivery, creo que pueden haber algunas empresas jóvenes apostando y esperemos que haya políticos jóvenes que vean lo importante que puede ser que una política o que un producto vaya acompañado de emocionalidades ¿no? Lo que produce el arte. Y generar espacios. Si tú quieres que coman lo que produces, tu comida, entonces genera sitios donde incorporas el arte y pueda generar una experiencia visual, de sabores, sensaciones y ahí todos participamos y nos apoyamos y todo el mundo participa de la economía. Hay que construir eso y creo que ahorita es el momento. Ahora me he reunido con gente que creo que en otro momento me rechazaría.

O sea, Félix puede hablar del veto, pero ellos no habían vivido el veto. Claro, la solución del veto no es hacer otro veto. Pero ya nosotros lo vivimos. Nosotros dijimos, vamos a tener que hacer un espacio en un barrio, con la gente del barrio, porque en otros lados no podíamos entrar porque estaba privatizado, porque estaba cerrado. Ahora tenemos el reto de generar espacios. No dar un salto atrás. No de privatizar los espacios. Tratar de generar economía, pero no cerrarle, no vetar a los más humildes en búsqueda del beneficio, por ejemplo, del Tiuna. El Tiuna tiene que autogestionarse, subsistir, generar recursos, ¿cómo hacemos? “Bueno, los que no tengan no pueden entrar”. Eso no lo hacemos. Ahí tenemos que generar dispositivos, ¿sabes?, para hacer permeable al Tiuna.

Gloria Monasterios: ¿Crees que también ha cambiado la inversión que hacían las empresas privadas anteriormente? ¿Cuándo hacían más inversión, antes del chavismo o después?

Félix Allueva: Fíjate, no tengo cifras para decirte cuando eran más o menos. De hecho, no existen estadísticas. Esa fue una de las cosas más complicadas que me conseguí cuando comencé el libro es que no hay estadísticas. Entonces yo hablaba en algún momento con algunos chavistas y me decía algo como esto «la práctica es el criterio de veracidad, por eso no necesitamos estadísticas». Provocaba darle una cachetada, pero me contuve. Como no tengo estadísticas, no te puedo decir si cuando Rómulo Betancourt, comparando los años 60 con el nuevo siglo, a lo mejor se invertía más en Responsabilidad Social Empresarial en los años 60. Es posible, porque los empresarios metieron mucho dinero. Era un momento en el que había que desarrollar el concepto democrático, desarrollar la economía e incluso para enfrentarse a la misma izquierda fue necesario desarrollar una política social fuerte que evitara que la población se desentendiera de la visión democrática y agarrara un camino más radical como el proceso cubano u otros procesos similares en el mundo. Entonces no tengo claro cuando se ha invertido más en Responsabilidad Social, si en los 60, 70, 80 o 90. Si en la cuarta república o en el llamado proceso revolucionario.

Lo que sí tengo claro es que a partir de Chávez, ese dinero empezó a ser más controlado, las leyes empezaron a vigilar un poco más cómo se invertía ese dinero de la empresa privada. Y, a su vez, la empresa privada cuidándose de que no fueran intervenidos porque a lo mejor no estaban destinando ese dinero debidamente o no estaban destinando ese dinero a lo que quería el Estado y sus organismos y lo que ellos quisieran. Entonces eso se complicó porque comenzó una especie de riguroso control y cuando ese control comienza entonces se empieza a desvirtuar porque el empresario tiende a dirigir el dinero a donde el Estado quiere que lo dirija. 

Te voy a dar un ejemplo: el dinero que a lo mejor antes se destinaba a la parte cultural, se llevó a la parte social. No estoy diciendo que eso sea malo, estoy diciendo que hay un campo que se deja a un lado y se beneficia otro. Y lo ideal sería que se pudieran beneficiar todos los campos, incluyendo el cultural. Eso es en cuanto a responsabilidad social. 

Pero además de eso, que eso por ley se debe hacer, estaba la inversión que la empresa privada hacía de manera autónoma, sin la presión del Estado. Entonces venía una empresa como Movistar y se interesaba: ¿están enteradas de la movida acústico-urbana en Caracas? Están rescatando el sonido tradicional, lo están llevando a un momento más contemporáneo, están mezclando ese sonido tradicional con nuevos modelos, nuevos ritmos, nuevos cantantes, incluso fusionándose con el rap, con el rock. Y entonces decidían: vamos a destinar parte de nuestro dinero de publicidad y vamos a trabajar con la movida acústica urbana. Bueno, eso desapareció. Y esa es la parte sumamente peligrosa. Quizás, antes, la empresa privada destinaba más dinero porque estaba la parte de responsabilidad social, pero también estaba la parte de motivación propia, no estaba bajo la presión ni la vigilancia del Estado, entonces podía invertir dinero a proyectos interesantes. 

Gloria Monasterios: Entonces, ¿qué debería hacer el Estado?

Félix Allueva: Al final, lo que yo creo que debe hacer el Estado es definir políticas culturales muy claras. No exclusivas, con visión democrática. Pero si tu pones a un político comprometido ideológicamente, en un ministerio de cultura, que posiblemente no sabe nada de ese ministerio, pero él tiene una obligación: defender la pureza de la revolución. Y esa pureza supuestamente está anclada, tiene como base algunas expresiones musicales, artísticas, dancísticas, entonces eso es lo que se tiene que apoyar de ahora en adelante. Entonces ya ahí lo hicimos mal. Un ministro y su equipo tiene que tratar de ser equilibrados, apoyar los géneros, la variedad, la danza, si pero el ballet también y la música folclórica también. Y el reggaetón también. El reggaetón es música popular contemporánea hecha por nuestra gente, por ti que vives aquí y ahora, y que es una mezcolanza de elementos del hip hop, del dancehall de Jamaica, de cumbia, de chachachá, de merengue. ¿Me entiendes? Entonces forma parte de la gran variedad cultural musical que podemos tener en el país.

Memoria, archivos y sistematización de una época

Gloria Monasterios: ¿A qué crees que se deba un problema básico del que estábamos hablando que es la falta de sistematización y evidentemente, la falta de estadísticas en el sector cultural?

Félix Allueva: Son muchos factores. Hay uno que es genérico que es la visión de la revolución de que es necesario cambiar todo, incluso la historia y que lo pasado es pasado y tenemos que hacer cambios. A lo mejor eso ha privado en el hecho de que algunos ministros, algunos directores o presidentes de instituciones autónomas no le hayan puesto suficiente atención a las estadísticas. Segundo, yo diría que sencillamente no hay interés por mantener o tener estadísticas. No se entiende  la importancia de tener estadísticas. Y tercero, mucha gente que han puesto en cargos importantes, sencillamente no estaban preparadas para eso. Entonces, vía clientelismo político, ha entrado al sector cultural gente con no mucha formación. Algunos con formación pero que desconocen al sector. Y en otros casos, “ambas dos”. Entonces, el interés por la importancia de la estadística, de mantenerla, se ha ido olvidando. Y sencillamente, como hay un desmontaje de la institucionalidad, que desaparezcan las estadísticas, viene bien con esa línea de trabajo.

Gloria Monasterios: ¿Cómo se resguardan los archivos musicales de la Fundación Nuevas Bandas o los que tú manejas? Hablo de la parte oficial y de la parte privada, ¿cómo son cuidados?

Félix Allueva: El organismo existe. En la Biblioteca Nacional y todas sus direcciones. En la Biblioteca Nacional está la Hemeroteca Nacional y allí hay un archivo de corte fílmico. De registro visual…

Gloria Monasterios: ¿Y lo que se hizo con las Nuevas Bandas también está allí?

Félix Allueva: No. Eso no existe. Yo te lo digo porque soy un asiduo a la Biblioteca Nacional porque siempre trato de buscar información. Lo que me ha pasado es que cuando yo iba por allá en el año 1993 que me dediqué dos años a ir de manera consecutiva conseguía algún tipo de material. La última vez que fui, que fue pre-pandemia, mucho del material que yo había conseguido, ya había desaparecido. Entonces… ese organismo debería tener a buen resguardo nuestra memoria cultural, yo no sé si está haciendo su trabajo. No solamente de ir actualizando la información, sino de protegerla y cuidarla. Allí tengo mis dudas.

Gloria Monasterios: ¿Cómo se resguarda lo que está pasando en las calles, la movida más urbana?

Félix Allueva: En la Fundación Nuevas Bandas, nosotros hemos desarrollado un sistema para preservar toda esa información. Y allí sí te puedo decir que todos los festivales tienen registro e incluso las actividades que giran alrededor del festival, la edición de discos en el campo del rock pop venezolano lo tenemos guardado, todo lo que es el registro de prensa de la música del pop rock venezolano lo tenemos año por año, grabaciones de locutores. O sea, tenemos un archivo bastante completo sobre nuestra historia pop rock que abarca aproximadamente unos 60 años.

Gloria Monasterios: ¿Se puede acceder a él?

Félix Allueva: Algún día, cuando las cosas mejoren y exista una institucionalidad fuerte, coherente, disciplinada, etc., entregaremos todo ese material

Gloria Monasterios: ¿Hay algún tipo de sistematización, de memoria, de registro que tienen para las generaciones futuras? Por ejemplo, todo el trabajo que ha hecho Tiuna El Fuerte, ¿Cómo se sistematiza? ¿Cómo se guarda esa memoria? ¿Cómo se han registrado los archivos? ¿Existe eso?

Piki Figueroa: No, no existe nada de eso. Tenemos videos, fotos, el Instagram, el Facebook viejo y ya. Hubo algunos intentos, pero realmente no tenemos eso. Tuvimos 15 años de mucha acción, de existir, de mucha intensidad, pero no pensamos en la sistematización. Tenemos algún audiovisual, cosas en Youtube, habría que organizar, rescatar, porque si nos parece bastante interesante y necesario. Ahorita con la pandemia, cuando nos contactaron estos centros culturales de Suramérica, significa que existimos, ¿sabes? Estamos en el registro del continente y eran centros culturales importantes. El de Medellín es el centro cultural comunitario más importante. Y ellos estaban en cuarentena, pero ellos son un centro cultural de la parroquia, de la ciudad, del municipio… tiene alianzas y es del Estado. O sea, tiene una red de posibilidades y de políticas a su alrededor que aquí aún no están, no existen y generan toda una movida súper interesante. Y ellos escanearon el continente y dijeron: «Queremos que Tiuna El Fuerte esté aquí presente con nosotros» y eso nos parece interesante. 

Gloria Monasterios: Muy bueno. ¿Y aquí en Venezuela?

Piki Figueroa: Si, claro, lo que pasa es que aquí faltan políticas. Lo que pasa es que también, claro, hay una guerra, y claro, lo primero es la comida. Primero el CLAP. Tiene que haber comida primero sí o sí. Y le dicen a la cultura: Sabemos que son importantes, pero ya va, tiene que haber una pausa en la cultura. Después la salud, y la cultura: “ya va”. Después la seguridad, y la cultura: “ya va”. Después la electricidad, cultura: “ya va”. Entonces siempre estamos como de últimos.

Antes de la revolución han sido siempre muy tímidos, tanto los empresarios como el Estado. No sé si es que no han entendido, o no ven, siempre han entendido la cultura como algo de identidad. Que si, totalmente, pero como que es más sencilla. Y a la cultura hay que abordarla con todo y eso tampoco lo han hecho. O no conectan. El tambor es tan importante como el araguaney, el escudo. Aquí no se ha invertido tanto, ni la empresa privada ni el Estado nunca ha sido muy arriesgado, así  como en  Colombia o en la misma Cuba, donde la Trova fue el soundtrack de un momento y acompañó a las revoluciones y a todas las movidas las políticas que se hicieron, en la influencia y en la búsqueda de la hegemonía, ¿sabes? Entonces, alguien se sentó a hacer eso, a pensarlo, a generar políticas y estrategias. 

Parque Cultural Tiuna El Fuerte

Generar alianzas y mercado: base para construir políticas culturales

Gloria Monasterios: He notado que siempre me hablas de que hay que entender el tema de la industria, que hay que entender el tema del negocio y yo estoy de acuerdo. ¿Crees que el Ministerio de Cultura entiende la importancia de la economía cultural? ¿Lo ven, no lo ven?

Piki Figueroa: La estructura del Ministerio, no la conozco mucho, pero creo que es muy pesada. Creo que se queda en el tema de administrar los treinta entes adscritos y creo que no logran salir del tema interno. Luego, si logran resolver cómo mover esa estructura tan pesada, llegan hasta el tema de nuestra cultura, nuestras raíces y no ven más allá. Creo que hay que generar otra estructura. Igual crearon unas parapolíticas como Misión Cultura, pero tampoco lo lograron porque eran como becas. Tienen que hacer alianzas con el sector privado, con empresarios. 

Creo que se tienen que hacer alianzas. Yo en algún momento tuve oportunidad de conversar con algún ministro y le decíamos: “Pana, Santa Teresa, los Vollmer…” Sentarse con Vollmer, echarle el cuento. Ese tipo está claro e invierte. Lo digo pensando en la región, pensando Venezuela en la región. Venezuela tiene, durante la pandemia, con crisis y todo, el ron. Coño, hay más marcas de ron. Hay más tipos de ron. Está el Carúpano, por ejemplo, que para el mercado interno suelta unas botellitas ahí, pero los tipos han ganado como el mejor ron del mundo por dos años consecutivos. Ahora creo que ganó Calazán. Es como si la competencia del mundo, del ron, la disputamos en Carúpano.

¿Por qué no se hacen ferias en Carúpano y canta Francisco Pacheco? Es una voz, es el soundtrack del ron. ¿Por qué no hacemos esa junta ahí? El petróleo podría estar al nivel de la industria naranja, por ejemplo. Hay algo que llaman la cuenta satélite de la cultura,  entonces hacen una investigación de consumo, de productos, pero no pasa eso. Se quedan en los ministerios, los artesanos, los diablos, etc… Que eso está bien. Pero uno se pregunta, ¿cómo genero que los Diablos se junten con el cacao venezolano, por ejemplo? Hay muchas marcas de cacao que deben estar en las chocolateras más famosas del planeta. Pero entonces comienzan con “no, yo te voy a expropiar”… Y no, el discurso es otro: “tranquilo que no te voy a expropiar la chocolatera, pero ven acá, están los Diablos de Turiamo al lado tuyo, júntense, hagan algo”.

Gloria Monasterios: Con el deporte han hecho algo así…

Piki Figueroa: Lo hicieron con el deporte: claro, no fue el ministerio propiamente sino los deportistas y fue Chávez quien dijo: “tú, el gobernador de tal promueves a los corredores, las alcaldías a otros, y así”. Y coño empezamos a posicionarnos en el planeta, a ganar medallas, a construir hegemonía. Entonces, ahorita que estamos en una nueva etapa político-económica, vamos a generar alianzas, pues.

Y yo creo que lo que habría que hacer en el Ministerio es una reestructuración general. Tiene que escaparse de la camisa de fuerza e ir un poco más allá. Y siempre ha sido así. Si el problema son los  recursos, entonces debes generar mercado.

Si todo el mundo se te acerca, como lo he visto, pidiendo: por favor, dame, necesito, quiero, tengo tal proyecto, etc. Ah bueno, entonces puedes tener una especie de oficina que sea como un gestor: ah bueno, tú tienes tal proyecto, ¿dónde estás ubicado? ¿Qué está cerca por ahí? ¿Quién puede?

Por ejemplo Farmatodo. Se posicionó en la pandemia. Yo conozco gente que durante los apagones iban a Farmatodo a sentir el aire y la luz, y después, en la pandemia, iban al Farmatodo a comprar alcohol y mascarillas. La gran empresa que es Farmatodo, tiene un farmatodo en todo el país, en cada municipio. Entonces hay que sentarse con Farmatodo. Guaco intentó con EPA.  Imagínate tú, de repente agarras un talento joven y lo pones en Farmatodo. Le metes al talento, le metes recursos iniciales, generas público, colocas la canción, la gente la canta, generas mercado, economía, conciertos y ya. Entonces hay cadenas. Y reúnes a todos los jeepseros y en ellos colocamos una salsa baúl de no se quien, se generan alianzas también con el ministerio de transporte, quizás. No sé. Buscar la manera de posicionarnos desde el punto de vista económico.

Entonces gana el chamo, haces festivales, hay comida, dinamizas el transporte, el turismo, los restaurantes, dependiendo de qué tipo de música, de gente. La gente se mueve, la gente compra ropa, gasolina, motor, van donde los pescadores, etc. Yo lo veo muy fácil así. Pero entonces ves que cuando entran tienen una camisa de fuerza de 33 entes o algo así que no logran salir de ahí porque entonces la estructura los limita. Te pide y te pide y no logran escaparse. O no logras domar a la institución, no sé.

Gloria Monasterios: ¿Crees que debería descentralizarse un poco o como lo ves? ¿O más bien es cuestión de cambiar la estrategia como tal?

Piki Figueroa: Yo creo que deben ser un poco más arriesgados y hacer alianzas. Meterse en el tema económico. El arte siempre necesita de los mecenas. Entonces hay que generar economía cultural. De una. Y si el ministerio de cultura no produce mercado, entonces te pones pa’esa, empiezas a pensar en alianzas…  No como un mecenas, sino como un puente, un gran negociador, un gran productor, un gran generador de condiciones, ver lo que hay alrededor de los espacios culturales, generar alianzas. No eres un banco. Hay que cambiar la visión de la institución y de la gente. Generamos estrategias, puentes, etc. Creo que también más o menos es eso, que todos llegan ahí y llegan todos los artistas: “dame, dame”, “finánciame, finánciame”, y bueno, no es un espacio de financiamiento, pero sí se puede captar y hacer estrategias, gestionar…

Gloria Monasterios: Si a mi me preguntaran, ¿qué harías tú si por casualidad te tocara dirigir un Ministerio de la Cultura en Venezuela?

Félix Allueva: Lo primero que haría sería decir NO, porque no me siento capacitado para eso. Es muy complicado. Ahí tiene que ir una persona que tenga un profundo conocimiento sobre la cultura universal  y sobre la cultura venezolana.

Gloria Monasterios: ¿A quién se te ocurre?

Félix Allueva: Tengo varios, tengo a tres personas por allí. Algún día las diré, pero aquí no. Pero si me dicen, oye, ¿te interesa la dirección de música? También diría que no me interesa, porque es muy complicado. Debes tener allí a una persona que tenga una visión amplia de la música y no poner a un músico académico que le encanta Bach o la Cantata Criolla porque sabemos qué es lo que va a suceder. Pero tampoco puedes poner un músico eminentemente popular que venga de hacer solo golpe tuyero. Porque sabes qué va a suceder.

Tienes que buscar un personaje que sea equilibrado, que pueda, dentro de una dirección de música, ver la gran variedad de géneros, subgéneros, estilos que hay dentro de la música. Pero sigo avanzando. Si a mi me preguntan: Félix, ¿te gustaría estar encargado del área de la música popular contemporánea? Le digo: esa si te la compro. ¿Hay una dirección de música popular contemporánea? Eso es lo mío porque, modestia aparte, yo vivo de eso y estoy todo el día en eso. Y estoy pendiente de todas las corrientes contemporáneas, y a lo mejor puedo tratar con igualdad la música urbana: entiéndase toda esa mezcla de reguetón con hiphop, etc y puedo tomar en cuenta el jazz, o los cantautores y el rock o etc. Entonces, mi opinión sobre el ministerio es que tiene que prever esa visión. Y si me dicen, ¿y cuál sería la primera medida tuya en esa área de la música popular contemporánea? Yo le diría: me voy a reunir con todos los ayuntamientos del país, o por lo menos con sus direcciones de cultura. Y les digo, vamos a hacer un inventario de todos los locales nocturnos que tienes en tu alcaldía, en tu región política geográfica y allí vamos a hacer un diagnóstico.

Por ejemplo, vamos a agarrar Chacao, ¿cuántos locales nocturnos tiene Chacao? Vamos a poner que cien. De esos cien, ¿Cuáles tienen capacidad de presentar música en vivo? Cincuenta. Y de esos cincuenta, ¿cuáles tienen buen sonido, tarimas, y le pagan a los grupos? Veinte. Ok, vamos a reunirnos. Y generaría políticas para que los músicos tengan trabajo.

Que es un grave problema ahorita. Los músicos se están muriendo de hambre porque no tienen trabajo, pero si tú pones en todas las alcaldías que existen en el país, en todos los municipios, que los locales nocturnos tengan que contratar músicos en buenas condiciones, entonces le estás dando trabajo a  muchísimos músicos. Si eso lo conectas con turismo, buena música, hoteles, visitas, por ahí bueno… Eso es un proyecto que además lo tengo elaborado y lo estoy presentando a varias alcaldías. Pero creo que por ahí hay que comenzar: de lo bien particular hacia lo general.  Bueno, ya terminé la campaña como director de música popular contemporánea.

Gloria Monasterios: Me parece muy interesante porque estás hablando de una política que debe ser muy clara desde el centro.  ¿Tu modelo de gestión política sería más centralizada o descentralizada?

Félix Allueva: Creo que hay que definir políticas culturales, de políticas culturales hay que bajar a  programas culturales y de ahí hay que bajar a proyectos culturales. Pero que todos estén articulados con los organismos de base: entiéndase que allí las alcaldías tienen un papel fundamental y creo que algo de eso puede funcionar. Y claro, con el apoyo de la empresa privada. Porque no te conté la otra parte de cómo activar todo eso que te estoy hablando de las noches. Eso no lo va a activar el Estado, sino la empresa privada. ¿Cómo? Eso te lo explico en otro capítulo.

Gloria Monasterios: ¿Cómo repensar la participación colectiva en medio de estas normativas post-pandémicas: separación, tapabocas, etc? ¿Cómo pensarlos desde el territorio, sin pantallas? 

Piki Figueroa: Vemos que hay una necesidad de juntarse, de tocarse. Tratamos de mantener el tema del tapaboca, pero creo que la gente, bueno, no es que deja de usar el tapabocas, sino que se le olvida bastante, se lo deja abajo. Creo que ya la inmunidad ha avanzado bastante. Ya veo que hay conciertos multitudinarios y nadie lleva tapabocas. No lo hacemos nosotros. Cuando hacemos conciertos o talleres, nosotros exigimos el uso del tapabocas, pero igual creo que eso va a quedar en el pasado más rápido de lo que pensamos. 

Gloria Monasterios: ¿En cuáles proyectos estás trabajando actualmente?¿Qué proyectos tienes para el 2022? 

Piki Figueroa: Actualmente estoy trabajando las letras del tercer disco de Bituaya y con respecto al Tiuna, estamos trabajando en un sistema de automatización para la autogestión. Trabajando las bases de datos de las personas que van a los talleres para mejorar el servicio y ofrecer actividades según la demanda, según lo que quiera la gente. 

Félix Allueva: Son muchos los proyectos y en diversas vías: dos nuevos libros vinculados a la historia de la música contemporánea venezolana, Sesiones La Espiral (donde las líneas musicales giran y pasan cercanas a viejos mapas, pero nunca se repiten el lugar, formato live), Britbeats (conexión del pop rock británico y el venezolano), siempre la actividad académica en la Universidad, Festival Música Urbana, indudablemente el Festival Nuevas Bandas. También el proyecto “Nuevos Horizontes” que es un proyecto donde se une la actividad cultural con la gestión comunal. 

Festival Nuevas Bandas

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