¿Y esa ola de conciertos? Conversaciones con Félix Allueva y Piki Figueroa: dos visiones culturales que, a veces, se encuentran (parte I)

por Abr 25, 2022Economía y Desigualdad, Entrevistas

Una ola de conciertos parece bañar a Venezuela en lo que va de este 2022, después de un período relativamente largo de paralización de la escena musical. A propósito de las múltiples discusiones que este hecho ha desatado en el país decidí ir más a fondo y entrevistar a Félix Allueva y Piki Figueroa sobre varias cuestiones que tienen como eje la relación entre economía, mercado y cultura, la inserción (o no) de Venezuela en la industria cultural global, las políticas culturales, las sanciones económicas, las condiciones de desigualdad, inclusión y exclusión en la cultura, el resguardo de los archivos, las estadísticas y la memoria cultural en Venezuela. En fin, una serie de temas que son vividos por dos promotores culturales con visiones contrarias, complementarias y, a veces, relacionadas.

Estas conversaciones tienen dos partes: en la primera, se mostrarán las visiones sobre cómo está el sector cultural venezolano en la actualidad, el tema de la industria, la hegemonía y contraculturas, así como las sanciones económicas. En la segunda parte, tocamos los temas sobre el resguardo de la memoria cultural en el país, sobre las inclusiones y exclusiones de las políticas culturales, así como las propuestas realizadas por ambos promotores. 

Félix Allueva es gestor, promotor cultural, docente y escritor. Presidente de la Fundación Nuevas Bandas (FNB). Docente de producción de eventos musicales y creador de la Cátedra de Historia de la Música Pop Rock en Venezuela. Es autor de varios libros sobre crónicas del rock. El año pasado publicó junto a Provea (con el apoyo del Centro para la Apertura y Desarrollo de América Latina -CADAL y la Organización Civil Rights Defenders), el libro: El acecho de una silenciosa exclusión. Violaciones de los derechos culturales: caso del pop rock venezolano (julio, 2021).

Piki Figueroa es músico, poeta y escritor callejero. Investigador, gestor y promotor de la cultura urbana. Fundador del Núcleo Endógeno Cultural “Tiuna, El Fuerte”. Compositor y una de las voces del grupo Bituaya. Como parte del colectivo de Tiuna El Fuerte, ha impulsado la participación juvenil en la movida popular urbana, particularmente en la parroquia Valle-Coche, en Caracas, Venezuela. 

Gloria Monasterios (GM) es Magister y Especialista en gestión, proyectos y políticas culturales. Profesora de la Escuela de Artes de la UCV. 

Félix Allueva fue entrevistado el día martes 22 de marzo de 2022.  Piki Figueroa fue entrevistado el 25 de marzo de 2022. 

¿Para qué sirve la cultura? 

Lo primero que abordé con Félix Allueva fue el para qué de la cultura ¿Para qué sirve la cultura? Para Félix Allueva, “la cultura sirve para muchas cosas. Pero, específicamente dentro de mi último libro, trato de dejar claro que la cultura es un elemento de cohesión social, de identidad. Es lo que puede identificar un país, una comunidad, una ciudad, pero sobre todo, puede identificar lo que ha sido llamado tribus urbanas. Es decir, grupos sociales que viven en una urbe y que se identifican con un determinado tipo de música. Entonces, mi trabajo tiene que ver mucho con la música y con las tribus urbanas. En mi trabajo veo un elemento de identidad y de cohesión social. Específicamente en mi campo, lo vinculo a lo que son los derechos humanos y a los derechos culturales, como un componente de los derechos humanos. Entonces, allí aparece comunicación, formación, conciencia cívica, conciencia democrática, visión crítica sobre la sociedad. ¿Para qué puede servir la cultura? Sirve para todo lo anterior, pero sobre todo es facilitar la creatividad o la creación artística, la divulgación de un objeto artístico es también la distribución de los elementos artísticos con los que trabajo, es creación, es disfrute. Yo creo que la cultura sirve para eso”. 

Por su parte, le pregunté a Piki Figueroa sobre la función de la cultura y sobre lo que había pasado con  Tiuna El Fuerte durante la cuarentena. Me respondió con un ejemplo de cómo vivieron en El Valle los procesos culturales durante la ese tiempo de 2020-2021 y cómo se idearon algunas alternativas para generar espacio público: “La cuarentena fue muy fuerte porque si la gente no se podía juntar, quedaba prácticamente imposibilitada del acto cultural. Después de mucho pensar y de mucho desconcierto nos ideamos maneras de cómo podemos comunicarnos y cómo podemos generar espacio público. Como mucha gente, lo hicimos por internet por la necesidad de ayudar, de colaborar, de utilizar el arte, la cultura para hacer comunidad, para que la gente pudiera encontrarse sin tocarse. Ideamos, nos montamos una radio parlante arriba, en la Nave 2 de Tiuna, El Fuerte y transformamos los edificios en un anfiteatro. 

Eran 16 torres y digo 16 torres porque hubo momentos, en tardes de absoluto silencio cuando nadie transitaba por las calles, entonces el sonido llegaba y logró transformar eso en un gran anfiteatro donde participaron desde unas mil hasta unas tres mil personas, porque estaban todas las familias en sus casas. Entonces hicimos como una radio a petición: empezamos a poner música, a poner mensajes de los niños, a poner voices, dimos un número de teléfono, de mensajes, de Whatsapp para que la gente pudiera mandarle un mensaje para que los vecinos y vecinas pudieran hablar. Empezaron a solicitar canciones. Los aplausos eran que prendían y apagaban la luz y llegó un momento en el que todos prendían y apagaban la luz. Todos gritaban. Gritaba un edificio, gritaba otro. Esa experiencia fue increíble y la repetimos varias veces. 

Otras veces salimos con el camión al que llamamos Radio Verdura.  Pero todo lo hicimos por la necesidad que tenemos nosotros de comunicar, de hacer arte, de expresarnos, de hablar con personas. En la cuarentena entonces no sabíamos qué pasará, será el fin del mundo, vendrán otras maneras de hacer las cosas. Entonces empecemos a buscar esas maneras ¿no? Igual en el tema económico es muy difícil. No sabíamos cómo digitalizar. O si sabíamos pero aquí también no es muy sencillo monetizar el tema del arte vía digital. Además de eso, ayudamos en la conformación de una red, nos contactó la gente de Medellín del Centro Cultural Moravia. Y la gente de Argentina también, para invitarnos a participar en una red: Redes SUR, de centros culturales de Suramérica. De allí hicimos varias reuniones, conversas. Se dieron varios talleres”.

¿Hay recuperación económica en el sector cultural? 

¿Venezuela está mejorando?, ¿es cierto que existe una reactivación del sector cultural en el país? ¿Qué le hace falta a Venezuela para entrar a la industria musical global? ¿Cómo ha afectado o podría afectar la migración venezolana al fortalecimiento de la industria musical? ¿Cómo entender lo que Figueroa llama “el negocio, socio”? En esta primera parte, Allueva y Figueroa muestran sus visiones a estas cuestiones.   

Gloria Monasterios: Hay estadísticas que hablan de una recuperación económica en Venezuela. En el sector cultural, ¿cómo ves actualmente a Venezuela, está mejor que hace algunos años? ¿Está peor? ¿Cuál es tu perspectiva?

Piki Figueroa: Yo creo que sí hay una recuperación económica. Claro, venimos de la sequía absoluta y total por la pandemia y por la crisis. Y la pandemia terminó de cerrar cualquier tipo de posibilidad, fue un black out total. Entonces ya con la pandemia, el rebaño se ha enfermado y curado. Vamos saliendo de la pandemia y coincide también con una serie de movimientos que se están haciendo. También hay aperturas. Y hay eventos que son caros. Nos estamos pareciendo al resto del mundo. Pero hay una pequeña reactivación. Si la hay.

Félix Allueva: Te respondería con un “no” rotundo. Y claro, después del “no” rotundo, te daría algunos elementos: en el área del Estado, las políticas culturales que es lo más general, no están claramente definidas. Sí hay algunos elementos, pero aún falta profundizar en políticas culturales. Por otro lado, eso lo digo en el libro, son políticas culturales que están claramente identificadas con una postura ideológica y esa es una de las principales críticas que yo planteo, porque en casi todos los documentos que genera el Estado sobre políticas culturales aparece la palabra socialismo. Entonces se parte del criterio que todo lo que se va a hacer en función de la cultura tiene como principio fundamental la construcción del socialismo.  

Y ya por allí arrancamos mal porque nosotros no somos una sociedad socialista en el sentido fundamental de la palabra. No voy a hablar de Marx, de los medios de producción, de la reproducción de la riqueza, de la plusvalía ni de nada de eso. Pero sí te voy a decir que nosotros estamos definidos por la Constitución como una sociedad democrática donde por consiguiente deben estar presentes todos los puntos de vista, ideológicos, políticos… Entonces ya tú, cuando comienzas a fragmentar la política cultural con ese concepto de socialismo, estamos mal. En principio, porque no todo el mundo votó por el socialismo. Segundo, porque los que votaron por el socialismo no están todos de acuerdo en qué es el socialismo (…) Entonces, yo creo que no hemos mejorado. Todo lo contrario, creo que se ha profundizado la crisis. Si estábamos mal ya en el 2010, ahora estamos peor.

Gloria Monasterios: ¿Y las empresas privadas?

Félix Allueva: Si. Te hablaba de las políticas culturales del Estado. Pero no solo pasa en el Estado, también pasa en la empresa privada. La empresa privada igualmente, no está claro el rol que puedan estar jugando hacia la producción cultural. Porque, por tocar pequeños puntos, todo lo que anteriormente era patrocinio cultural artístico de eventos, eso desapareció. Ya la empresa privada es muy poco lo que aporta en el área de patrocinio y apoyo a la cultura. 

Gloria Monasterios: ¿Quedan algunos?

Félix Allueva: Si. Quedan algunas organizaciones que son financiadas por la empresa privada, y a la vez, esas organizaciones financian algunos elementos de trabajo cultural. Si. Pero en relación a décadas pasadas, es mínimo, es casi inexistente. Si a eso le sumas el peligro o el miedo, mejor dicho, que puedan sentir algunos empresarios de involucrarse con algunos sectores culturales porque eso implica que el Estado y sus organismos de fiscalización le pongan el ojo a lo que están haciendo: “por qué estás aportando dinero, cuánto dinero estás aportando, de qué manera lo estás aportando”. La misma política que ha desarrollado el Estado supervisando ONG’s. 

Te doy un ejemplo: la Fundación Nuevas Bandas no ha podido renovar papeleo legal porque sencillamente no nos lo permiten. Supuestamente debe haber una aprobación de un organismo del Estado para que las ONG’s puedan tener la libertad de funcionar, porque existe el temor de que muchas de estas organizaciones sean financiadas por intereses oscuros del imperialismo. Ok. Eso yo lo puedo entender pero se aplica de una manera de verdad abierta a todas las organizaciones, no se hace la investigación debida. Entonces pagan, a lo mejor, justos por pecadores. Si es que existen los pecadores, que eso yo todavía no lo tengo claro. En fin, yo creo que no estamos bien. Hemos empeorado. No es un buen momento para la gestión cultural. Pero los artistas sí siguen trabajando, los músicos sí siguen trabajando, la gente que hace teatro sigue trabajando, pero en unas condiciones paupérrimas. Y eso es aplicable a las comunidades, donde se hace trabajo cultural, etc. Entonces no, no estamos mejor. 

Gloria Monasterios: He notado desde hace unos meses para acá, que ha empezado otra vez una temporada de conciertos en la que se agotan las entradas. En el ámbito de los conciertos más comerciales ha habido cierta revitalización, una ola de conciertos ¿qué opinas de esto? ¿Cómo lo ves? 

Piki Figueroa: Es una buena señal que empresarios privados inviertan en conciertos y que la gente tenga para pagarlos. No todo el mundo, claro. Porque la entrada más barata cuesta como 60 dólares. Pero se llenan. Venden todas las entradas y semanalmente hay dos o tres conciertos importantes y se llenan todos. Entonces es una señal de que hay un sector, no se específicamente cuál, que está invirtiendo en entretenimiento a diferencia de antes, que  la gente solo compraba comida. 

Félix Allueva: Bueno. No todo lo que brilla es oro. Si es cierto que se nota un regreso a los conciertos. ¡Ojo!, estamos hablando de un pequeño segmento. Estamos hablando de conciertos, pero no estamos hablando de gastronomía, ni de teatro, no estamos hablando de danza ni de literatura. Tú lo estás enfocando hacia el mundo del espectáculo y es verdad. Hay un pequeño repunte. Pero eso es lo que tú notas. Eso es lo fenomenológico que tú notas.  Pero cuando te metes en el fenómeno en sí e investigas qué está pasando, te das cuenta de que son eventos que están dirigidos a un pequeño grupo de la sociedad, que además tiene capacidad económica: la llamada burbuja de la burguesía y de la boliburguesía, porque ahora tenemos, “maravillosamente”, dos burguesías y alrededor de esa burguesía, o que comen alrededor de ese grupo social, son los que pueden pagar 60 dólares por un concierto, 120 dólares por un concierto. O de repente ir al Hotel Humboldt, que es un espacio maravilloso pero que yo no lo puedo pagar. Yo no tengo para pagar eso por un concierto. Entonces, esos conciertos sí, aparentemente se están dando, pero tienen una visión de exclusión porque no son conciertos que están dirigidos a toda la sociedad, o por lo menos distribuidos en varios segmentos de la sociedad. ¿Es posible que eso cambie en los próximos meses? A lo mejor. 

Pero yo sumaría a esa visión elitesca de los conciertos dirigidos a una pequeña parte de la sociedad, que no todos esos conciertos tienen éxito. Por lo menos, la mitad, estoy seguro que no funcionan o no han funcionado porque no logran vender todos los tickets porque no hiciste tanto público para poder vender todo. Entonces a esos eventos hay que verlos con mucho cuidado. Te doy un ejemplo:  hace poco, Evenpro organizó un evento de dos días en la Universidad, creo que en la Simón Bolívar, no recuerdo. Y de dos días se tuvo que reducir a un día. Se tuvo que cambiar toda la logística, porque no había público que pudiera consumir dos días con esos precios y ese tipo de artistas. Y eso está pasando en muchas áreas. 

Hay conciertos donde sencillamente no venden nada y pierden lo invertido. O, una característica de los conciertos ahorita es que se hacen con el soporte de la taquilla. Todo se hace por preventa. Entonces el productor está pagando toda la producción con el dinero del público. Si la preventa no funciona, entonces se suspende el concierto. 

No es como en tiempos anteriores donde la empresa privada o el mismo Estado asumían los costos de producción y la taquilla era un complemento para cubrir esos costos de producción. Ahorita las condiciones nos han llevado a nuevos modelos de producción que por cierto, no son los mejores. Entonces, lo de los conciertos, cuidado. Puede ser un espejismo. Cuidado. 

Gloria Monasterios: ¿Cómo ves al sector cultural venezolano en su relación con la economía naranja? ¿Lo ves inserto, lo ves fuera? ¿La industria musical venezolana le funciona al comercio musical global o regional? 

Félix Allueva: Nosotros estamos muy alejados de esa visión de la economía naranja, y no es que Venezuela no se pueda adaptar a ese modelo de la economía naranja, es que las condiciones acá son muy difíciles para desarrollar ese tipo de propuestas. Yo creo que el futuro puede ser esa visión de la economía naranja en Venezuela y en muchas partes del mundo. Aquí la cultura podría desarrollarse como un mecanismo económico alternativo. El turismo, los conciertos, la gastronomía, todo eso conectado con el país global, podría funcionar. Creo que hacia allá estamos encaminados. Hacia allá vamos. Pero en este momento, todas las condiciones son adversas para poder desarrollar. Entonces creo que nos toca, tanto al Estado, como a la empresa privada, como a los mismos cultores, empezar a pensar en nuevas alternativas. Como diría un señor hace tiempo: O inventamos… o erramos.  Pero yo diría o inventamos, o nos morimos, porque la cosa está muy ruda. 

Piki Figueroa: Muchos de los artistas que se fueron, por ejemplo del mundo de la música, del teatro, la danza, etc., están pasando nuevamente por acá. Y además que están pasando, vienen de experiencias en otros lados y traen herramientas y se juntan con las herramientas de sobrevivencia que generamos acá, con las herramientas que trae otra gente, entonces la migración funcionó para que tanto los públicos como los artistas se nutrieran de otros lados. Y eso hace que también algunos detalles técnicos que antes no teníamos, hoy tenemos conocimiento de ello. Se internacionalizó un poco. 

Culturalmente, los venezolanos y Venezuela es tan de pinga, tan chévere, tan como es, con este clima privilegiado de Caracas, la ciudad influencia al resto del país. Esto genera que nuestra migración haya sido muy poca. Entonces, luego nos vimos obligados muchos y muchas a salir. Pero entonces ahora hay como un tránsito: la gente que estuvo en Bogotá, en Medellín, en Lima, en Buenos Aires, que estuvo en Madrid. Los músicos, gente de cultura hicieron relaciones, aprendieron y algunos regresaron. Por otra parte, ahora hay un público venezolano en Madrid, un público venezolano en Lima, en Buenos Aires, en Chile. Eso permite que los artistas venezolanos puedan salir de gira y puedan ganar en moneda extranjera. Aunque aquí en Venezuela se utiliza mucho el dólar, pero el público  en otras partes también puede generar un capital de movilización. La guerra hizo que nos pusiéramos a la par en el mundo del rap, del trap venezolano pudieron tocar por lo menos en Miami, donde hay muchos productores  y hay unos cuantos venezolanos que están en Miami haciendo música y están a la par de lo que está pasando en el mundo. 

Se ha ampliado la visión de los artistas, ya no se ve solo como un gueto del underground de Catia: “aquí yo, del 23 de enero”, ¿sabes? sino que ya se amplía un poco más y busca  lo que llaman los raperos: el negocio, socio. Ya los músicos entienden la industria más allá del barrio. Antes no tanto. Antes era «no, yo soy más que tú y tu eres más que yo y tal… y que viva mi barrio». Así mismo empezó en Puerto Rico y en Nueva York. No es nuevo, y bueno, le tocó a Venezuela por fin y vendrán todos los problemas por los cuales ellos también se enfrentaron para el desarrollo de la industria. Igual podríamos nosotros tratar de ver errores para no cometerlos. 

Gloria Monasterios: ¿Como cuáles errores?

Piki Figueroa: Todo artista que tiene fama y mucho dinero se enfrenta a las seducciones del poder: drogas, ego. Le pasó a Héctor Lavoe. El manager te estafa, no eres tu manager sino que dejas que alguien te maneje. No tienes conciencia del dinero, lo que quieres es ser artista y nada más. Pero ahora no. Muchos de estos chamos tienen conciencia, pues. Yo soy el producto a explotar, pero yo me exploto y yo soy accionista de mi explotación. Tendré personas que me ayudan, pero yo recibo también mi utilidad. Yo soy producto y soy manager. Comparten esa visión. Osea, ha habido una madurez en ese sentido. 

Viendo el reggaetón y el trap, por ejemplo, que ha sido un fenómeno mundial, lograron los puertorriqueños posicionar su cultura y ser hegemonía mundial y eso es muy interesante, porque eso viene de los barrios latinoamericanos. Igual el reguetón ha agarrado mucho de Panamá, de Jamaica, pero lograron unos chamos malandros de Puerto Rico mirar la industria y darle la vuelta a lo que llaman el negocio, socio y lograr sacar el «Despacito» que puso a toooodo el planeta, por primera vez en la historia, a cantar una canción. Y eso vino de unos malandros caribeños, de Puerto Rico, unos chamos que le dieron y le dieron y lograron generar eso. 

Tienen un laboratorio de música, de vibraciones, de bajos, de sub-bajos, que te llegan al alma, a tus órganos sexuales, al estómago. Y eso ha sido investigación tras investigación, coros de todas las voice que han habido y por haber, los tipos estudian y crean y generan. Entonces generaron un súper mercado gigante para ellos. Y una manera de hacer y de ser.

Gloria Monasterios: ¿y los venezolanos? 

Piki Figueroa: Los venezolanos estudian igual, están como en eso también. Están dándole la vuelta también. Muy con el tema romántico, con el tema social. O sea, nuestras confrontaciones internas lograron que las nuevas generaciones se alejarán del conflicto y buscarán el amor-pop. Son ciclos de las movidas, ¿sabes?

Sanciones económicas y cultura

Gloria Monasterios: Crees que las sanciones económicas a Venezuela han podido influir en algo en cómo está el sector cultural actualmente o no tiene nada que ver?  

Piki Figueroa: Sí. Por ejemplo, el tema del arte como trabajo, coño fue difícil durante la cuarentena. Porque la manera como tenía que haber sido, tenía que haber sido digital, por visualizaciones. Monetizar de esa manera. Y aquí por las sanciones no se puede, no puedes tener una cuenta internacional, no puedes registrar las visualizaciones. Es un tema el bloqueo económico-legal. No hay una estructura, entonces debes tener una gente afuera que se registre afuera. No es algo cotidiano como en otras partes. Entonces eso hace que sea mucho más difícil hacerlo. Gestionar esto y lograr gestionar recursos. 

Félix Allueva: Mira, yo te voy a decir una cosa, eso de las sanciones económicas es como el cuento del huevo y la gallina. ¿Quién fue primero? Entonces con el cuento del huevo y la gallina, de qué fue primero, entonces algunos dicen que primero fue el huevo. Otros dicen que primero fue la gallina. Yo trato de irme a visiones más realistas, más científicas. Y no fue ni el huevo ni la gallina, fue un proceso evolutivo, ¿me explico? Osea, progresivamente fuimos mutando y no fue el huevo ni la gallina, fue un proceso evolutivo. 

Entonces, lo mismito pasa con el tema de las sanciones. Entonces, ¿qué fue primero, las sanciones o la crisis del país? Yo te diría «ya va», ni lo uno ni lo otro, sino todo lo contrario. Me explico: ya nosotros veníamos muy mal. Yo en el libro hablo de etapas, específicamente en el campo cultural y más específicamente en el campo del rock. Nosotros, la inercia de los años 90 en cuanto a producción, distribución y consumo musical, la inercia de los 90 nos permitió llegar hasta el 2005 haciendo e inventando cosas. Tuvimos 5 o 6 años en los que la inercia de los 90 nos llevó por lo menos al 2006-2007. Pero después, por múltiples factores, entre los que se cuenta lo político, lo económico, lo ideológico, la visión única que tiene el sector chavista, hizo que ya para el 2007 las cosas empezaran a cambiar, para “mal”: controles, decaimiento de la industria cultural, etc. Pero cuando llegamos al 2010, lo que habíamos visto en el 2007 era casi nada. 

Entonces en el 2010 las cosas se complicaron más, habían desaparecido los aportes de la empresa privada para la producción de eventos, las instituciones del Estado limitaban la presencia de las marcas privadas en sus espacios. Todo eso hizo que muchas actividades comenzaran a desaparecer. Y claro, ya cuando entramos en el 2018, con las medidas económicas activas, entonces todo se convierte en el caos y en la crisis total que nos lleva casi a la desaparición. Estamos en eso todavía. Entonces fíjate que no hay huevo y no hay gallina. Es un proceso. Un proceso que comenzó, aproximadamente desde mi punto de vista, en el 2005, 2006, se va complicando a medida que avanza, llegamos a 2013 ya golpeados, y aparecen las sanciones en 2018. De hecho, si no hubiesen aparecido las sanciones, estábamos destinados a una profunda crisis. Entonces no es que una cosa fue primero y la otra fue después. 

Gloria Monasterios: ¿existe la responsabilidad social empresarial todavía? ¿Aún se invierte o se hace uso de esa responsabilidad social en el sector cultural? 

Félix Allueva: Si. Las empresas están obligadas a realizar ese tipo de acciones llamadas de responsabilidad social. Lo que sucede es que en un altísimo porcentaje, esa responsabilidad social se canaliza hacia un trabajo de corte social, más de comunidades que tienen carencias, entonces hay la posibilidad de crear un comedor popular o hay la posibilidad de desarrollar una política, por ejemplo, de alimentación de los niños que se quedan solos en casa. No sé, lo que tú quieras pensar. Entonces, esa fuerza que puede representar el dinero que invierten las empresas en responsabilidad social, no necesariamente va al área cultural. 

Hegemonía y contracultura

Gloria Monasterios: Vamos a hablar un poco de las propuestas contraculturales. Luis Britto García, en su libro «El imperio contracultural», dice que en el capitalismo, la cultura hegemónica, tiene una serie de mecanismos por los cuales absorbe los símbolos y los formatos de las contraculturas. Uno de esos mecanismos es el financiamiento. ¿Hay alguna manera o forma en que una contracultura pueda existir financiada, bien sea por el Estado o por la empresa privada?  

Félix Allueva: Claro que si, la historia misma lo dice, la contracultura termina convirtiéndose en Cultura. Ojo, también hay algunas que están destinadas a desaparecer, hay un poco de todo. Pero yo creo que, digamos, siempre va a existir (y digo siempre, fíjate, que negativo estoy) siempre va a existir una cultura dominante y culturas dominadas. Es mi visión. Pensar en esa utopía del comunismo, donde todos absolutamente todos vamos a ser iguales, eso sigue siendo utopía. Y la historia, hasta ahorita, no nos ha demostrado algo distinto.

 Vamos a hablar del caso venezolano. La izquierda llega al poder, chévere, entonces entramos ya en fase utópica. Entonces, ya que la izquierda está en el poder, entonces el proletariado está representado. Entonces el proletariado, que va a representar de alguna manera todas las clases desposeídas, va a imponer su visión cultural. ¡Ay qué chévere, qué bueno! Entonces se trata ahora de golpear a las otras culturas que no coinciden con el proletariado y de ser dominantes.

Entonces vamos a hablar del proletariado a través de su partido o a través de sus líderes, eso es una estupidez. ¡Ojo! Yo creí en esa estupidez muchísimo en mi juventud. La práctica me demostró otra cosa. La práctica y los estudios me demostraron otras cosas. 

A ver. Voy a hablar  de cosas concretas. ¿Qué ha hecho el chavismo, representante supuestamente del proletariado en Venezuela? Ha cambiado una línea hegemónica por otra línea hegemónica. Entonces, si antes el chavismo criticaba programas de televisión que eran como concursos, donde un jurado escogía al mejor cantante, y esa música era pop rock o balada. Y criticaba porque cómo era posible que eso fuera llevado a ese nivel de comercialización, de mercancía y bla bla bla. ¡Ajá! Y  yo veo los canales chavistas. Lo digo abiertamente, yo los veo con interés, porque allí aprendo mucho de las cosas que no se deben hacer. 

Hoy día, los canales chavistas tienen un concurso vinculado a la música venezolana, de raíz, llamada en este caso el joropo o que viene de los llanos. ¡Y me parece maravilloso que tengan esa potencia!, pero están haciendo lo mismo. Entonces ahorita hacen concursos donde todos los municipios del país pueden llevar a sus niños para ser escuchados por un jurado que será premiado y se convertirá en el mejor. ¡Es la misma vaina! La diferencia es que ellos están apoyando al joropo. ¿Y por qué apoyan al joropo? Bueno, porque supuestamente el joropo representa la identidad nacional y es verdad. Pero no es la única identidad. Y representan al joropo porque mucha gente dice (esto es chisme pero lo puedes poner) que lo que pasa es que un sector del ejército es amante de la música del llano y entonces ahí ha entrado dinero y han desarrollado toda una industria vinculada al joropo. Bueno, ¡está chévere! Me parece magnífico que se pueda desarrollar el joropo, pero hay que pensar también otras tendencias. Entonces lo que te quiero decir es que a lo mejor si el joropo no fue cultura dominante sino contracultura, lo cual no creo, pero veámoslo así, entonces ahora es cultura dominante y va en contra de las otras culturas o contraculturas. 

Gloria Monasterios: Hay una teórica, cantautora, militante, Gloria Martin, quien dice que la única manera que tiene un movimiento contracultural para ser alternativo es la autogestión. ¿Qué opinas de eso? ¿La autogestión es la única forma de ser alternativo? 

Piki Figueroa: Bueno, en este momento yo creo que sí puede ser. Aunque ahora con la tecnología, con este mundo digital, los artistas… no tanto los venezolanos en Venezuela, por el tema que te contaba de que si tu abres un canal de Youtube o un Facebook o una plataforma Spotify, no tienes como monetizar, no está la estructura financiera para que un venezolano desde el IP Venezuela le sea fácil hacer esto. 

Pero si estas sanciones se eliminaran o se negociaran, para muchos chamos que son muy reconocidos, claro que si, te puedes autogestionar, aunque estés mediado por los dueños de Youtube o de otra plataforma, pero bueno es una negociación.  Ya  no eres tú con tu guitarra contra el mundo, sino que eres tú con tus canciones en las plataformas que crearon. Y bueno, “ese es el negocio, socio”:  yo te pongo mi talento y haces dinero con eso, pero yo también hago dinero.  Pero si lo creo totalmente.  

Igual está todo muy mediado por el análisis de los gustos. Pero creo que han logrado salir personas como Bad Bunny que es un fenómeno que ha logrado generar productos chatarras y productos inteligentes, y ha logrado colarse y poder hacer arte. Eso es porque vivimos en un mundo que es más o menos así pues, los intelectuales no son veganos, feministas, revolucionarios, de izquierda, ¿sabes? Los intelectuales y la gente inteligente, coño, de vez en cuando se come un perro caliente. Entonces el tipo no se dejó caer en pasiones y generó, cambió a una nueva izquierda de la música, donde incorporó, democratizó el espectro, logró masificar, logró entender, sacarse la camisa de fuerza de la izquierda del pasado.

Gloria Monasterios: ¿Un poco como Residente, Calle 13? 

Piki Figueroa.: Si, exacto. Y los ves a ellos, a diferencia de los venezolanos, tienen demasiado tiempo viviendo en el capitalismo puro y duro. Entonces tienen técnicas de resistencia apocalípticas, del mundo distópico en el que vivimos. Aquí se habla de autogobierno y de comunas y es interesantísimo, pero allá no. 

Ellos están dentro del monstruo. Ellos generan productos dentro del monstruo, productos masivos porque entienden que están en la resistencia. Son los que entienden. Otros se dejan llevar y te dicen: mientras más trabajes el tema obsceno, sexual y de las drogas entonces vendo más. Entonces hay un conglomerado de puertorros que «nojoda», la rompen. Bad Bunny usa ese conglomerado y sale. Entra y sale. Y el tipo está haciendo arte. Ajá, ¿qué es Puerto Rico? ¿Sabes? Venimos de Héctor Lavoe, Maelo. Ahora la gente dice Tego Calderón, Daddy Yankee, Calle 13. 

A la hora de la verdad, los puertorriqueños son los tipos que están poniendo el soundtrack de unas cuantas generaciones. Quiéralo o no. Y eso no se habla en muchos ministerios de cultura de Suramérica ni del mundo. Sé que hubo… una primera canción más escuchada del planeta e hicieron algunas tesis, lo normal, ahora,  siempre las instituciones, la academia, llegan de último. 

Siempre están bien atrás, y también hay un miedo porque cada tema de esos es porro, vaina y drogas, ahora un poco más explícita. También en la salsa se hablaba de sexo, drogas y rock and roll porque el que sabía, sabía. Ahora lo púbico es público. Ahora esos temas que la gente hablaba como caleta, pues empiezan a ser analizados: «eso es lo que la gente habla, es como la gente habla. Cuando la gente se reúne sola, habla de esto… hagamos un tema así». Entonces es un análisis de mercado, de narrativa y de discurso. Y los tipos sueltan y ¡pack! Capturan públicos y venden: tanto pa’ti, pa’l dueño de Spotify, Amazon, Youtube y tanto para mi.  

Y le generan tanto al tipo, que ellos empiezan a tener públicos de muchos más países. Empiezan a aparecer una gran cantidad de países: Spotify Nation, Facebook Nation… y tienes tu público allí… y ya. Y son chamos que bueno: Bad Bunny genera cualquier cantidad de lucas, Residente está tranquilo. Están tratando de hacer arte y esforzándose en medio de una vorágine. Porque el comercio, el negocio socio, trata de generar hot dogs. 

Gloria Monasterios: Chorizos…

Piki Figueroa: Exacto. El chorizo tiene su swing. La chatarra tiene su swing. Se consume y ya se desaparece y hay otro, otro y otro. Y en medio de eso, los venezolanos tienen que tratar de posicionarse, de pensar en mercado, de pensar en temáticas, todo un reto pues. Porque Venezuela debe tener una marca internacional y los puertoriqueños tienen una marca internacional. Entonces, el que logre descifrar y hablarle… porque ahorita igual es como sentimiento: hay un venezolano y van todos los venezolanos porque se genera en el escenario como un sentimiento, se forma como una comunidad. Los cubanos en el mundo lo mismo, los colombianos, lo mismo. Antes no pasaba eso. Si tú ibas a tocar cuando me tocó a mi salir, no había nadie por ahí, es decir, ningún venezolano por ahí. Habían muy poquitos… ahorita es bueno para los chamos y las chamas que estén tocando por ahí por el mundo. Porque tienen la posibilidad de girar y que sea económicamente rentable, posible. Empieza a generar una economía. 

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