Laura Lorenzo: «Era una deuda histórica con las familias campesinas»

por May 6, 2020Economía y Desigualdad, Entrevistas

Nacida en el estado Yaracuy, vinculada a la lucha estudiantil universitaria de finales de los años ochenta y los noventa. Ingeniera Agrónoma egresada de la Universidad Centrooccidental Lisandro Alvarado (UCLA). Participó del Comité de Tierras “El Pereño-Felipero” en el municipio Bruzual en Yaracuy. En 1999, coordina el IAN en el estado Yaracuy. Desde sus inicios en 2001 forma parte del Movimiento Campesino Jirajara. En 2012 asume responsabilidades dentro de la Empresa Pedro Camejo, y en 2013 es una de las fundadoras del Plan Pueblo a Pueblo, militante de esta experiencia hasta la actualidad.


PH9. ¿Cuál es tu balance del proceso de reforma agraria del siglo XX?

LL. Todo lo que fue la promulgación de la Ley de Reforma Agraria en los años 60 hasta el 2001: un período de usurpación. Un período de entrega de los gobiernos de la IV República a los grandes consorcios, a la terrofagia tanto nacional como internacional, porque ahí se dieron casos, por ejemplo, en Apure que le entregaron tierras a la Corona Inglesa. Todos esos años fueron de usurpación, de despojo, de maltrato, todo en contra del campesino. Años donde a nuestra gente le tocó resistir.

La Ley de Reforma Agraria fue un fraude. De manera legal, le despojaron la tierra a sus verdaderos dueños, los campesinos que la venían trabajando por años.

Aquí se hablaba de más de 20 millones de hectáreas que cuando llega el presidente Chávez son tierras cautivas, la mayoría en manos de la terrofagia, menos del 5% estaba de manera precaria ocupada por familias campesinas. Fue un robo a la Nación: baldíos que fueron protocolizados que a pesar de estarlo se los robaron también, resguardos indígenas, toda una historia que nos contaba el profesor Raúl Domínguez sobre resguardos indígenas.

Nosotros estuvimos luchando las tierras de Central Matilde porque eran parte de antiguos resguardos indígenas. Y, según La Ley de Ejidos, todos los resguardos indígenas pasaron a ser ejidos y pasaban a ser parte de tierras del municipio. Todas esas leyes la gente las desconocía y quienes la conocían la aplicaban a su manera.

En Venezuela hay como ocho espacios de tierras comuneras a nivel nacional. Nosotros tenemos uno en Veroes (Yaracuy) con las tierras comuneras de ahí de Agua Negra, esas tierras fueron entregadas a los comuneros en la época de Juan Vicente Gómez.

Por ahí tienen los documentos donde Juan Vicente Gómez le entrega esa tierra a los comuneros y eran más de 20.000 hectáreas. Existía toda una organización comunera. Nosotros fuimos ubicando esa historia y documentando, y metimos ese reclamo por las tierras comuneras de Veroes que, al final, están todas ocupadas por italianos, españoles, canarios, que llegaron aquí a Venezuela y que por diferentes triquiñuelas que hicieron se apoderaron, por supuesto, con el apoyo de los gobiernos de la IV República, de esas tierras.

La Ley de Reforma Agraria nunca se aplicó en Venezuela. Eso era una ley mampara, las poquitas tierras que se entregaban a los campesinos eran tierras de la peor calidad y se entregaban en forma precaria sin ningún apoyo para la siembra, sin apoyo para nada; todo eso estaba dirigido a grandes grupos, permitieron que grandes consorcios usurparan tierras y dejaran a los campesinos para que trabajaran como esclavos.

Caso Central Matilde, y muchas tierras en Yaracuy, donde nosotros nos encontramos gente en condición de esclavo, nunca percibieron un sueldo, sino que se les pagaba yendo a la pulpería, o después cuando avanzó más en la época de los 80 y 90 iban a bodegas que colocaban ahí a retirar comida: sardinas y cualquier cuestión ahí. Nunca hubo una política de apoyo a los pequeños productores, a las pequeñas familias. Esa Ley de Reforma Agraria era una burla para el campesinado en Venezuela.

En los 80-90 comenzaron a proliferar diferentes organizaciones campesinas, comités de tierras que cuando llega Chávez en el 99 hay ya un avance de organización campesina. Esa Ley de Reforma Agraria sirvió para que grandes terratenientes y familias acaudaladas de Venezuela la tuvieran de mampara para pedir créditos que nunca fueron devueltos. Entonces la tierras eran como una mampara, pero estaban improductivas.

Las tierras del Central Matilde que era un caso bien emblemático, tierras que eran de clase 1, las llenaron de caña, que es un cultivo que se recomienda para tierras de clase 6 o 7. Y así lo hicieron en muchas partes del país.

PH9. ¿Por qué era necesario elaborar una nueva ley de reforma agraria? ¿Cuál era la situación social y económica para finales del siglo XX?

LL. Creo que el Comandante Chávez, por sus tiempos de andar por Venezuela, por sus campos, conoció de primera mano cómo vivían nuestros campesinos, que vivían prácticamente como esclavos y las injusticias que se cometían diariamente con las familias campesinas.

Para esa época, antes de Chávez, la producción de comida no era un punto de acción para nuestros gobernantes. Más bien, la gente que sembraba en esa época era para sobrevivir, se sembraron muchos rubros, por la permanencia de la gente. Pero, a los gobiernos de esa época no les interesaba producir comida porque estábamos en una Venezuela saudita, entonces todo era importado.

Más de 26% de pobreza crítica en nuestro país por culpa de esos gobernantes que no vieron hacia el campo.

Un informe que montó Raúl Domínguez y Adina Bastidas en ese momento “El capitalismo en el campo”, ahí se veía cómo nuestras tierras eran utilizadas por consorcios, extranjeros, muchas tierras fueron entregadas a otros países.

El caso de las tierras de Apure que fueron entregadas a los ingleses, a la compañía inglesa. Los campesinos tenían que irse a las zonas menos productivas y los terratenientes estaban ubicados en “los lomitos”, las tierras planas de mejor calidad y esas tierras de mejor calidad eran utilizadas, por ejemplo de Yaracuy, en su mayoría clase 1, de alta calidad que servían para la producción de alimentos, eran dedicadas a la producción de caña.

Había mucha pobreza, precariedad, problemas de tenencia de tierra y represión. Era necesario un reordenamiento territorial, social, político, económico, también agronómico, porque había que hacer reclasificación de las tierras que las tierras según su capacidad para producir fueran asignadas. Nosotros en ese momento propusimos que fuesen sociobioregiones, según sus características bioclimáticas, biológicas, sociales, según los sistemas agroecológicos fueran asignadas y no fueran utilizadas tierras con una gran capacidad de producción solamente para cultivos que no eran propios, sobre todo, para la explotación ganadera, muchas tierras se utilizaron para la explotación ganadera siendo tierras bastante ricas.

La injusticia social en el campo era evidente, cuando Chávez llega en el 99 había esa hambre, esa necesidad de la justicia social, era una deuda histórica que se tenía con nuestros campesinos desde la independencia cuando comenzó esa historia de despojo, de robo de nuestras tierras.

Zamora lo decía, para hacer un ordenamiento de la tierra en Venezuela había que quemar todos los registros era la única manera de empezar desde cero. Ese capitalismo inmerso en nuestro campo. Era necesaria la incorporación de la población rural al desarrollo económico y social del país y, para esto, era imprescindible la transformación de esas estructuras agrarias que estaban basadas en el latifundio, en la acumulación de tierras, en todo lo que fue esa historia del latifundio y la terrofagia en Venezuela.

Cuando comienza esa discusión en la Constituyente sobre cuál era el papel del campesino, de la familia campesina, de la familia productora, de por qué era necesaria una nueva ley de tierras fue muy interesante, porque hubo participación de compañeros organizados en diferentes movimientos campesinos.

Era necesario. Tanto fue así que uno de los elementos que origina el golpe en el 2002 fue la Ley de Tierras, recordemos que el presidente de Fedenaga, la rompe en televisión, eso fue dando una señal, diciendo «qué pasó, aquí estamos los terratenientes, por qué osan cambiar el estatus de las tierras en Venezuela». Entonces, fue un golpe bien fuerte, pero un golpe necesario.

Era una deuda histórica con las familias campesinas y la hizo el comandante Chávez con su pueblo y la organización; él impulsó, pero estaba la gente abajo organizada, defendiendo, resistiendo, produciendo. Costó muchas muertes. Después de la Ley de Tierras se hizo evidente la gran cantidad de asesinatos por sicariato que los hicieron los terratenientes en pleno proceso revolucionario.

PH9. ¿Qué procesos acompañaste de implementación de la Ley de Tierras? ¿Cuáles fueron los principales conflictos que se tuvieron que enfrentar? ¿Cuáles son para ti los logros de estos procesos?

LL. Cuando se promulga la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario, las organizaciones campesinas de Yaracuy acompañamos lo que fue la consulta de esta Ley propuesta por la Constituyente, con la experiencia que ya se había acumulado en nuestro paso por el IAN. Nos permitimos hacer como movimiento varias acotaciones y propuestas en lo que fue el marco de esta ley. Luego viene el golpe de Estado en el 2002, es conocido que lo que esgrimieron en la oposición, sobre todo, los terratenientes fue que esta ley estaba en contra de sus intereses.

A pesar de que la ley se promulga, los primeros años fueron bien difíciles. También había una resistencia dentro del proceso revolucionario, recordemos que no estaban todos los que eran, ni eran todos los que estaban. Se coleó mucha gente en la Constituyente que defendían intereses de la terrofagia en Venezuela. Después del paro petrolero, se hizo fuerte poder aplicar, era cómo ir cambiando todo lo que representaba el IAN que era como una mafia. Todos los estados tenían institutos regionales que acordaban era con los terratenientes, volúmenes de casos que no recibieron una respuestas en todo el tiempo que duró ese instituto. Muchos terratenientes tenían amigos en ese gobierno incipiente de la revolución y cuando se tocaban esos intereses entonces había apoyo que impedía la implementación de la Ley.

Nosotros recordamos uno de los fundos que se intentó rescatar con la ley en Yaracuy, el Fundo Aracal y un compañero me contaba que cuando entraron al IAN allá todos se persignaron, “que sea lo que Dios quiera”, porque había esa resistencia fuerte de la terrofagia. Inmediatamente, se da una situación con la dirigencia campesina, una arremetida por medio de sicarios, una figura que comienza a verse fuerte en Venezuela para ese momento. Se comenzó a atacar a dirigentes campesinos a nivel nacional. Esto ocasionó que esta resistencia que se iba dando lo que hizo fue recrudecer la conflictividad. Había gente detenida, los que no estaban detenidos se les colocaba un régimen de presentación quincenal o mensual. Una manera de meter miedo. Tildaban a los campesinos de invasores y los trataban como unos delincuentes.

Entonces, fue a finales de 2004 que todas esas denuncias llegaron a oídos del presidente Chávez, que hizo un llamado a los que eran gobernadores y alcaldes para que apoyaran lo que se llamó “la guerra contra el latifundio”. Cuando el Presidente exige a los gobernadores que tiene que haber un apoyo de todos y les exige la promulgación de decretos regionales contra el latifundio.

En ese momento, cuando sale Lapi (ex gobernador), con una alianza con Podemos y V República entra un gobernador de esa alianza, se crea la Secretaría Regional de Tierras y Seguridad Alimentaria y me solicitan a mí que ayudara en ese espacio para conformar y estructurar esa unidad.

Nosotros junto con la organización campesina, con la acumulación de experiencia que había, con mucha documentación que teníamos a la mano, creamos e implementamos en Yaracuy, el decreto 090. Yaracuy fue el tercer estado regional en promulgar decreto para acompañar los rescate de tierras. Salió a la luz pública el 30 de diciembre de 2004 y contemplaba el rescate de 67 fundos, en 12 municipios de 14 municipios que tiene el estado Yaracuy. Eso representaba casi 100.000 hectáreas de clase 1.

Todos esos fundos que aparecieron en ese decreto eran fundos que tenían una deuda histórica, como el de Los Cañizos Palo Quemao que aunque tuvo una decisión en el año 91 no había sido implementado en su totalidad, porque hubo una resistencia de los gobiernos de Yaracuy y, a nivel nacional, de implementar esa decisión, aquí se encargó Eduardo Lapi de aplastar todo eso.

Cuando este decreto sale a la opinión pública se crea una consternación de la terrofagia, y nosotros junto a la organización campesina comenzamos a inspeccionar todos los fundos del decreto. Se realizaba una inspección técnica, se verificaba la cadena titulativa de cada fundo. Para esto, hubo un grupo de compañeros, ubicamos a compañeros que estaban recién graduados, reconstituimos todo ese conocimiento que habían recibido en sus universidades o tecnológicos.

Hicimos todo ese proceso rápido, con gente del pueblo, de los campesinos teníamos toda la información a la mano, y el INTI no dio respuesta, independientemente de todo ese avance. El movimiento campesino decide realizar la ocupación de los fundos el 5 de julio de 2005, seis meses después de haber promulgado el decreto 090. Ya estaban los grupos creados de la Misión Vuelvan Caras, la mayoría de casos en Yaracuy tenían que ver con las tierras, más de 10.000 personas ubicadas en diferentes actividades, campesinos y camaradas que estaban en la ciudad pero querían ir al campo.

Se ocuparon todos los fundos el mismo día. Algunos de estos casos llegaron a oídos de Chávez, porque eran de mucha conflictividad y salían por los medios, por ejemplo, el caso de la Central Matilde; el caso de las tierras comuneras que eran intereses de grupos económicos, estaban en manos de familias pudientes arraigadas en Yaracuy.

Muchos de esos terratenientes apoyados por grupos de seguridad, la guardia nacional, el sistema judicial. Nosotros no conseguimos jueces que no estuvieran a favor de penalizar a campesinos. Hubo casos en Yaracuy que jueces aplicaron medidas donde se le acusaba al campesino de invasor y no se le permitía luego pisar tierras productivas, era como una medida de exilio. Imagínate un campesino exiliado de la tierra que produce.

Muchos tribunales agrarios se hicieron cómplices de la terrofagia, se iniciaron persecuciones, detenciones, amenazas, una arremetida fuerte contra la organización popular. Esto lo que hizo fue unificar más la fuerza campesina, de hecho, en Yaracuy nosotros tuvimos la oportunidad de que la propuesta del movimiento campesino de proponer compañeros en cargos institucionales, ocupamos esos espacios y creamos una muralla de fuerza que la denominamos Comando Regional Agrícola Unificado (CRAU) que la gente creía que era un partido, pero eran todas las organizaciones agrarias que teníamos que empujar todas hacia un mismo lado, donde estaba la presencia de los comités de tierras que todas las semanas nos reuníamos.

Y bueno, así la gente ocupó las tierras que fue lo más importante. Esto costó muchas cosas, pero la gente que era detenida y apresada, nosotros nos encargábamos como movimiento campesino de hacer lo necesario para que la gente saliera.

Hubo saldos organizativos, se unificaron las organizaciones campesinas del estado Yaracuy. En muchos de los casos, se hizo justicia social porque era gente que estaban esperando desde el siglo XX, años 60-70, de las tierras de resguardos indígenas o tierras comuneras. También se hizo un plan de siembra sustentable para que las tierras rescatadas, con crédito, con implementos, con todos los insumos, fuesen productivas. Esa fue una época de oro para el estado Yaracuy, donde pudimos ver que todo el esfuerzo que hicimos estaba dando sus frutos.

Los principales conflictos, en las tierras comuneras en Veroes, de Cañizos Palo Quemao, las de Santa Lucía-San Juan de Central Matilde, Bella Vista, el Aracal. El que exigía los derechos de Bella Vista era quien era presidente de la Cámara de Comercio de aquí del estado Yaracuy, Alfonso Puchi. Santa Teresa de Casis, una familia italiana, 415 hectáreas que ocasionó destrozos durante esa época a lo que fue la capa vegetal.

PH9. ¿Cuál es la situación actual, quiénes conviven y producen en esas tierras?

La lucha más fuerte, lo que te explicaba del decreto 090 a partir del 2005, con la reunificación de la fuerza campesina, se logró que muchas tierras fueran ocupadas. En esas tierras, logramos que muchos campesinos se organizaron en espacios de producción agrícolas y pecuarios que tenía la Misión Vuelvan Caras.

También compañeros que eran de las ciudades pero que tenían relación con la siembra diseñaron su propuesta productiva hacia la siembra. Casi los 10.000 Vuelvan Caras estaban relacionados con solicitar tierras para la producción y la aplicación del decreto 090; estas tierras la mayoría fueron ocupadas. En el municipio Urachiche, Bruzual y Peña logramos establecer propuestas sobre lo que debía acompañar un rescate de tierra, la parte productiva y de integración al desarrollo económico nacional

Caso Fundo Bella Vista. Fundo de 1.300 hectáreas donde se establecieron compañeros de la Misión Vuelvan Caras. En el 2006 se aprobó un proyecto de producción de leguminosas, también de maíz, pimentón, frutales como parchita. En ese espacio se hizo un proyecto bandera con Chávez que era hacer las viviendas en espacios rescatados. Se construyó la ciudad Pueblo Nuevo en Urachiche. Se hicieron las casas cerca del espacio productivo y se le entregaron a los campesinos, con todo incluido; estaba el espacio para un Simoncito, bodega de Mercal, salud Barrio Adentro, radio comunitaria, la parte deportiva y un espacio que iba a permitir que la propuesta de vivienda siguiera creciendo.

En Bruzual se hicieron tres proyectos de construcción de casas. Otro fundo emblemático fue Aracal, donde también se hicieron las casas dentro del fundo. Esto fue una parte fuerte de los años de lucha, porque significó que, por fin después de tantos años de espera por la tierra, no sólo llegó la tierra con Chávez también llegaron los insumos, llegaron las maquinarias y también llegó la propuesta de mejorar la vida del campesino que era una cosa que siempre se quedaba atrás. Entregabas tierras, pero no te preocupabas por la vida integral de la familia campesina. Esto se logró en Yaracuy pero también en muchos estados de Venezuela, fue como decir la época de oro de la lucha campesina.

Estas tierras aún continúan. En muchos espacios hubo problemas de compañeros que, lamentablemente, no había la suficiente conciencia, la suficiente preparación sociopolítica y en algunos espacios ha habido problemas. Pero, en otros casos, actualmente, compañeros han sido desalojados y ha habido una campaña en contra.

Creo que hay mucha gente que está dentro del proceso revolucionario que tiene su corazón con los terratenientes, le hablan al oído al presidente Maduro, le dicen que los campesinos son improductivos, que sembrar un pedazo de tierra que no es una gran extensión eso no es rentable. Eso se manejó mucho con Fondafa y Fondas cuando se establecían los términos de rentabilidad de un espacio, porque veían a la tierra como lo que tú le podías sacar de lo rentable del dinero, no la veían como un espacio que tiene vida porque va a producir alimentos.

Un caso emblemático que está ocurriendo, actualmente, es la entrega de las tierras de Santa Teresa de Casis ubicada en San Felipe, de 415 hectáreas, que pudimos rescatar a una familia de unos terratenientes italianos, la familia Di Batista. Han intentado asesinar a Omaira Pérez, miembro del Comité de Tierras que te comenté, le dieron un tiro en las piernas, el tipo es un asesino. Al compañero Agapito le mandaron a dar una golpiza. Ahora, por una triquiñuela que hubo, les están entregando esas tierras.

Pero, como te decía, la gran mayoría de la gente de ahí, los campesinos están viviendo ahorita de eso, están sembrando maíz, tienen plátano, yuca, ñame, ocumo. Nos dicen que uno de los principales problemas que tienen ahorita es cómo sacar la cosecha.

Hay tierras como Los Cañizos que producen naranjas. Lamentablemente, yo creo que ha sido invisibilizada la producción, cuando llega la producción al mercado, porque uno ve que llega la producción, nunca te dicen de dónde es la producción.

Mucha de la producción se invisibiliza. Es lo que la gente sabe hacer, si tú le quitas eso, le estás quitando la vida. Entonces muchas de esas tierras sobre todo en la producción de maíz, de cereales, de leguminosas están en producción, pero con ese peligro de que en cualquier momento pueden llegar los terratenientes como en una querella para que le sean devueltas las tierras que ellos les robaron a los campesinos.

Creo que en este momento no hay en una institución alguien que, en verdad, le diga al pueblo quiénes son los que están produciendo la comida en Venezuela. Si se llevase la sistematización de todos esos procesos productivos se llevarían, ellos no nosotros, una gran sorpresa de saber quiénes son los que están alimentando a las familias venezolanas.

PH9. De acuerdo a lo que tú conoces, ¿cómo se organiza la producción agrícola en Venezuela? ¿Quiénes son los grandes, medianos y pequeños productores?

LL. Antes de identificar quienes son los grandes, medianos o pequeños productores, cuando hablamos de cómo se organiza la producción, nosotros en diferentes discusiones que hemos tenido en todo este recorrido de la lucha por la tierra, decimos que primero debemos organizar la producción, según el tipo de tierras, según las características de cada región, según la capacidades agroclimática y agroecológicas de las diferentes zonas.

Cómo podemos, con esa información, ubicar las zonas productivas, porque no en todos los estados se produce lo mismo. En algunos estados, son buenos en la producción de cereales como los estados llaneros; en la zona andina, son buenos para la producción de hortalizas, por ejemplo, las de hojas o de tubérculos como la papa.

Pero la tierra siempre ha significado más poder, quien puede adueñarse de la tierra es el poder, no lo que la tierra pueda dar a la humanidad. Siempre hemos dicho, entonces, que nuestro país debe estar dividido en “sociobioregiones”, estados que se van a entrelazar entre sí y van a compartir ciertas características sociales. Por ejemplo, cómo se comporta el productor de la zona andina, muy diferente a los llaneros. Lo que para un llanero son 100 hectáreas, para un una familia andina es un gran latifundio al triple, porque son características diferentes.

Si dividimos el país en sociobioregiones vamos identificando las bondades, tanto de la tierra como de los que habitan las regiones, las características biológicas y de vida de las diferentes regiones, qué podemos sembrar, dónde, según características de los suelos.

En Yaracuy, las tierras son muy buenas para la producción de comida, suelos tipo 1, cómo se convirtieron en latifundio, deben ser tierras para la producción de comida de los venezolanos. Muchas tierras fueron acumuladas para meterle caña. Fue un crimen contra la naturaleza haber llenado de caña todo el Valle de las Damas, que es un cultivo que se produce en tierras clase 6 y clase 7 que le permiten el desarrollo del cultivo. Llenaron ese valle que era para producir comida directa, lo llenaron de caña de azúcar y eso es un crimen contra la tierra.

Con la situación económica del país la gente ha regresado a tener su espacio de siembra para el consumo de su familia, y no solo produce el rubro que más le puede dar plata, siembran maíz para su arepa y caraotas para su arepa.

Los grandes productores son esos grandes consorcios que se llaman asociaciones de productores. Aquí Asocabaya que es la de caña, Asovema de arroz, la que producen maíz, todas son unas cortina de humo para sacarle plata al Estado. ¿En qué se han convertido estas asociaciones en los últimos años? Grandes asociaciones que tienen pequeños productores que lo que hacen es estafarlos porque si la producción no les da le quitan el pedazo de tierra.

En estos momentos la producción del país está sobre las pequeñas familias productoras, o en todo caso, medianos productores. Los grandes, estos consorcios lo que hacen es tener un nombre, no siembran ni un metro cuadrado de tierra, como la Polar que se jacta de producir la harina precocida del país y no tienen ni un metro sembrado, sino que se benefician del trabajo de las pequeñas y mediana familias productoras del país.

Comenzando el siglo XXI se hablaba de que habían más de 300.000 familias campesinas en Venezuela, en este momento por falta de estadística uno no sabe bien, pero esos son quienes estaban produciendo los alimentos de las familias venezolanas.

Entonces, en eso de cómo se organiza la producción en Venezuela hay que considerar mucho el tema de la tierra, dónde vamos a producir, qué vamos a producir, para qué vamos a producir, para que la gente coma, con quiénes vamos a producir. Con los pequeños productores y familias campesinas, cómo vamos a producir, no podemos seguir reproduciendo lo que es la revolución verde, lo que es la implementación de un paquete de agrovenenos, si no cómo nosotros producimos nuestros propios insumos para que esa tierra se recupere y siga produciendo. Todo ese esquema productivo tiene que sufrir una fuerte restructuración si queremos seguir viviendo porque si no hay tierras, si la tierra se hace improductiva, si no hay familias produciendo en la tierra, entonces no vamos a producir alimentos.

PH9. ¿Cómo es posible cuantificar el volumen que producen anualmente los pequeños productores campesinos o la agricultura familiar, sin la existencia de datos oficiales?

LL. Eso siempre fue una búsqueda. Recuerdo que el profesor Ernesto Alastre, un profesor que nos ha acompañado desde que andamos metidos en estas luchas, siempre buscando sistemas en diferentes momentos, en los años 90 y ahora en el siglo XXI buscando mecanismos sobre cómo sistematizar. Es necesario sistematizarlo.

La manera de cuantificar la producción te la va a dar la organización y cómo esas organizaciones se van entrelazando con la información. Y tienen que haber mecanismos o pequeñas herramientas que nos sirvan para sistematizar. Nosotros cuando comenzamos en la lucha por la tierra, que estábamos visualizando las hectáreas, las organizaciones iban cuantificando los espacios dónde estaban ubicados. Al momento de llegar la parte productiva, comenzamos a tratar de parir herramientas para cuantificar la producción. Ahí hablamos de visibilizar quiénes están produciendo, para hacerlo primero tiene que haber organización.

La experiencia que tenemos en el Plan Pueblo a Pueblo es que a través de la Red de Productores Libres y Asociados (REPLA), a través de lo que son otros productores que no están dentro de la red pero también están es el mismo espacio productivo, cómo todo eso que se va semana a semana, primero sembrando, luego cosechando y luego acopiado en Pueblo a Pueblo, nos ha permitido sistematizar en nuestro espacio pequeño lo que sucede semanalmente.

Hay un arrime que se cuantifica y ese arrime se va acumulando en lo que es la producción de ese espacio, del productor o la familia campesina que está generando la producción. La manera que hay es a través de la organización de los campesinos y de los movimientos campesinos. ¿Cómo buscar un mecanismo nacional para que esa información se entrelace? En esta era de la digitalización, cualquier familia campesina te maneja un teléfono que mínimo manda whatsapp. Sería crear ese mecanismo que permita desde la organización popular, de la organización comunal, contar con un sistema de información que nos visibilice.

Una cosa bien interesante que hemos visto en Trujillo es que un productor puede sembrar dos o tres veces al año, esa dicha nada más la tienen quienes están ubicados en ese eje con esas características agroclimáticas.

Entonces, que toda esa información se digitalice y se utilice sobre todo para visibilizar a los que producen la comida en este país. Porque cuando vas a [el Mercado de] Coche no te dicen de dónde viene la producción ni cuál es el nombre del productor. Nosotros en Pueblo a Pueblo lo hacemos. Es una manera de ponerme de acuerdo para establecer un gran sistema de digitalización de lo que es la producción de los pequeños productores campesinos de Venezuela.

PH9. ¿Cómo es la relación de los pequeños productores con el Estado? ¿Cómo fue en los períodos de gobierno de Chávez, cómo es ahora?

LL. Cuando Chávez estaba preso, y luego en su campaña presidencial, siempre estuvo en relación con movimientos campesinos y estudiantiles. Cuando ganó se convirtió en una esperanza para todos ellos. Chávez conocía muy bien las luchas emblemáticas por la tierra, como las de Apure, las de Barinas, de Portuguesa, Cojedes. Él había estado en su campaña en el 98 en Los Cañizos en Yaracuy.

Por eso es que en el año 99 hasta el 2004, a pesar de la situación que vivió el gobierno y la Revolución Bolivariana con los golpes, el paro, las traiciones, los campesinos siempre mantuvieron esa relación con Chávez y él también lo hizo recíproco. Se le pudo dar con fuerza a la parte campesina a partir del 2005, cuando llamó a unir esfuerzos de gobernadores y alcaldes para dar respuesta al movimiento campesino.

Luego, en el 2006, cuando logra con el Ministerio de Agricultura y Tierras instaurar un mecanismo de respuesta a los pequeños productores. Con Fondafa se trata a nivel nacional de implementar una política que permitiera atender las solicitudes de las pequeñas familias productoras, de 1, 2 o 3 hectáreas o gente que podía tener más.

La mayoría de programas que hizo Chávez en su Aló Presidente eran en el campo. Chávez siempre recordaba celebrar con los campesinos el 10 de diciembre, día de la Batalla de Santa Inés. El 10 de enero, cuando se conmemoraba el asesinato o el natalicio de Zamora, siempre había un contacto entre Chávez y el pueblo campesino. Siempre había contacto de Chávez con el pueblo campesino. Yo creo que esos años hubo respuestas bien interesantes a los campesinos organizados en los comités de tierras, que luego pasaron a ser cooperativas de la Misión Vuelvan Caras, que después pasaron a tener otros nombres pero siempre por delante la organización. Siempre una preocupación del presidente Chávez por lo que fue la producción de las pequeñas familias productoras.

Lamentablemente, creo que en los últimos años del presidente Chávez iniciaron unos terratenientes, que tenían muchos amigos en el gobierno, una campaña de descrédito. Una vez escuché a un diputado decir eso, pues que lamentablemente, los campesinos que habían entrado a las tierras no estaban llenando las expectativas de producción que tenía el presidente Chávez. ¿Qué quiere decir esto? Qué le estaban diciendo en el oído que las necesidades productivas del país, o sea, las hectáreas que debían estar sembradas para darle comida a la gente no la podían sembrar los campesinos porque eran improductivos, porque no tenían noción de lo que era rentabilidad, si no los consorcios o las asociaciones de productores.

En la actualidad, esa relación con los pequeños productores ha desaparecido. Haciendo una autocrítica de la revolución, se ha perdido el contacto con los pequeños productores. Esa campaña, también en toda esta época que hemos estado viviendo convulsionada desde que llegó Maduro, lamentablemente, con todo lo fuerte que ha sido tanto adentro como afuera, no ha sido lo mismo. Pero ese contacto debe recuperarse, tiene que ser un trabajo que le toca al movimiento popular, recuperar ese contacto del gobierno revolucionario con los pequeños productores que son los que en este momento, no nos cansamos de repetir, están produciendo la comida.

Ojalá que podamos sistematizar a nivel nacional, pero lo que nosotros recogemos de Pueblo a Pueblo es que los pequeños campesinos que no han dejado de sembrar, a pesar de que hay problemas con las semillas, que hay problemas con el agua, con la gasolina, no han dejado de sembrar porque es la vida de la pequeña familia campesina productora, si no siembra se muere, la gente lucha por su vida y su vida es la siembra, entonces no han dejado de producir.

PH9. ¿Cuáles son las urgencias de la política agrícola en el contexto actual?

LL. Lo primero que tenemos que hacer es no dejarnos quitar las tierras y, lamentablemente, es una situación que tenemos en la actualidad. Sabemos de campesinos que están ahorita detenidos, en medio de esta situación de pandemia, de toda esta crisis internacional que está sobre Venezuela, que tenemos a los Estados Unidos encima, está sirviendo como una situación donde se han producido algunos desalojos a nivel de espacios que fueron ocupados desde hace mucho tiempo, rescatados por la organización campesina.

Podemos revisar estos casos que han sido sistematizados por algunos compañeros, le quieren quitar las tierras para hacer lo que siempre han hecho, negociar con las tierras. En Yaracuy, por ejemplo, están negociando con las tierras para hacer sus cuestiones mineras, para sacar arena, porque el negocio ahorita es ese.

Entonces las acciones que debemos tomar como organización popular es no dejarnos quitar las tierras e informar a nuestro gobierno de todo ese proceso de rescate de tierras que tiene que mantenerse. Es decir, la tierra tiene que estar en manos de los campesinos porque de otra manera va a ser utilizada para el negocio, para sacarle provecho a esas tierras, pero beneficiando a un grupito de familias como se hacía anteriormente.

Si vamos a acciones específicas que debe tomar nuestro gobierno, yo creo que es urgente estructurar al país en “sociobioregiones” que nos permita establecer una política rápida de producción de semillas que debe ser una urgencia para el país. Hacerlo con las familias campesinas porque son los que tienen la necesidad y van a tener la conciencia de producir la semilla para que quede en el propio territorio, no para hacer como están haciendo algunos consorcio de semillas que es ponerle precio y venderla al mejor postor.

Es una política urgente. Ordenar por sociobioregiones qué semilla vamos a trabajar. Si es en Yaracuy ahí podemos trabajar varios pisos climáticos y darle preponderancia a la producción de semillas de maíz, o darle a la semilla de plátano, cómo propagamos el plátano; también organizaciones que han trabajado con eso. Cómo propagamos, cómo podemos trabajar con los cítricos que muchas plantaciones de cítrico se están perdiendo, porque algunas situaciones que se han aplicado ahí de manejo están dejando sin naranja a muchos espacios de producción.

En Los Andes, cómo trabajamos la parte de semillas de hortalizas, de hoja, de zanahoria, de papa, que hay experiencias muy importantes como la de Mérida con los compañeros de Proinpa que es una experiencia extraordinaria, única a nivel de organización popular; unos compañeros que tienen las tierras, pero también el laboratorio y el conocimiento de campesinos y técnicos para trabajar semilla de papa y están trabajando con otros rubros como zanahoria, ajo, con café, con diversos rubros.

Entonces, tenemos ahí ya una experiencia montada que tenemos que aprovechar como organización popular. Tenemos una Ley de Semillas que no se ha aplicado con toda la fuerza que esa ley tiene en el rescate de las semillas campesinas, indígena y afrodescendiente. Esta debe ser una acción de Estado porque es garantizar la soberanía de la producción, de nuestras semillas autóctonas, de nuestras semillas.

Si nosotros no producimos nuestra semilla no podemos hablar de soberanía. Es necesario hacerlo con las diferentes organizaciones y tener metas de producción, por ejemplo, Yaracuy aporta tanto de maíz para la producción nacional. Esta va a ser una semilla garantizada, no certificada, garantizada por la organización popular.

Lo otro es que cada quien debe tener sus insumos. Nosotros no podemos depender de que venga la urea, la fórmula NPK. Por supuesto, uno sabe que eso es necesario porque eso es como un niño, debe tener los nutrientes, pero esos nutrientes los tiene la tierra que es un ente vivo, pero que también lo podemos proporcionar con prácticas ancestrales que han sido mejoradas en esta época de tanta tecnología.

Así que cada unidad de producción campesina debe construir para producir abonos orgánicos, controladores, insumos que le permitan hacer control biológico de plagas o enfermedades. Lo que hemos denominado cada espacio debe tener su “biofábrica”. Aquí quiero hacer un paréntesis porque la gente dice que eso no se puede para espacios más grandes. Hemos tenido experiencia para 50 o 100 hectáreas, se puede hacer, va a llevar un poco más de trabajo, ahora tenemos algo a favor que es la necesidad.

Toda una unidad de producción debe tener una unidad alternativa de producción que sea autogestionaria para la familia que puede ser de 1 hectárea, de 500 metros cuadrados, de 1 metro cuadrado, eso va a depender, la familia campesina puede tener su cultivo vegetal y su cría de animal para alimentación semanal.

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